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Resumen del libro «Mito y medición», de Alan Krueger y David Card (1995) 

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Resumen del libro «Mito y medición», de Alan Krueger y David Card (1995) 

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/04/mito-y-medicion-de-alan-krueger-y-david.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, economía, empleo, salario mínimo

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Ficha técnica

Título: «Mito y medición»

Subtítulo: Un análisis de los efectos del salario mínimo

Título en inglés: Myth and Measurement: The New Economics of the Minimun Wage

Autores: Alan Krueger y David Card

Fecha de publicación en inglés: 1995

Editorial en español: Centro de Libros PAFF, Barcelona, 2022

Número de páginas: 605

Galardones: Premio Nobel 2021 para David Card

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Biografía de Alan Krueger y David Card (hasta 2022)

Alan Krueger (Estados Unidos 1960-2019) fue un economista laboral que, junto a David Card, revolucionó en los años 90, con sus nuevos métodos experimentales, el consenso científico asentado sobre los efectos negativos de las subidas en el salario mínimo.

Fue profesor de la Cátedra James Madison de Economía Política y Asuntos Públicos en la Universidad de Princeton. Formó parte del gabinete económico de Bill Clinton y fue nombrado presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca por Barak Obama, cargo que ocupó entre 2011 y 2013.

Ejerció también como subsecretario del Tesoro de Estados Unidos entre 2009 y 2010. En su día fue considerado uno de los cincuenta economistas más prestigiosos del mundo.

David Card (Guelph, Canadá, 1956) es un profesor de Economía de la Universidad de Berkeley, en California, y está especializado en economía laboral. 

En 1994, con su compañero Alan Krueger, dio un vuelco a algunos de los dogmas de la ciencia económica, demostrando con métodos experimentales que los incrementos de salario mínimo no tienen un impacto negativo en  el empleo. La vigencia de sus investigaciones quedó acreditada cuando le fue concedida en 2021 el Premio Nobel  de Economía, junto con Joshua Angrist y Guida Imbens, por sus contribuciones empíricas a la Economía del Trabajo».

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Texto de la contraportada

«La provocadora y rigurosa investigación que rompe mitos sobre los efectos del salario mínimo en el empleo.

Una de las cuestiones de política económica más debatidas en los últimos tiempos ha sido la de la fijación y el aumento del salario mínimo. Alan Krueger y David Card, dos de los economistas más reconocidos de las últimas décadas, adquirieron una gran notoriedad precisamente por desmontar los mitos que la ciencia económica mantenía acerca de esta cuestión.

Con sus rompedores investigaciones en el campo de la economía laboral, Krueger y Card desafiaron la creencia general de un salario mínimo más alto implica reducir las oportunidades laborales para los trabajadores de bajos ingresos. Tal cuestionamiento de la teoría económica establecida es el que se recoge por primera vez en español en Mito y medición.

El estudio, que tiene importantes implicaciones para las políticas públicas y para la orientación de la investigación económica, se sirve de la abundante evidencia empírica y se nutre de las experiencias recientes en Estados Unidos. Para cada uno de los casos, los economistas presentan una colección de datos que demuestran que los incrementos en el salario mínimo produjeron aumentos en los ingresos, pero no implicaron pérdidas de puestos de trabajo.

Krueger y Card, mediante métodos empíricos importados de las ciencias naturales, revisan críticamente toda la literatura existente sobre el salario mínimo y nos brindan una nueva batería de argumentos para defender la pertinencia de esta política».

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ÍNDICE

Prólogo de Juan Torres López

1. Introducción y planteamiento general

2. Las respuestas de los empleadores al salario mínimo: pruebas del sector de la comida rápida.

3. Pruebas estatales de los efectos del salario mínimo de California de 1988

4. Efecto del salario mínimo federal en los trabajadores con salarios bajos: pruebas procedentes de comparaciones interestatales

5. Efectos adicionales en el empleo

6. Evaluación de pruebas basadas en series temporales

7. Evaluación de pruebas basadas en datos transversales y de panel

8. Una perspectiva internacional

9. Efectos del salario mínimo en la distribución salarial, la distribución de los ingresos familiares y la pobreza

10. ¿Cuánto pierden los empresarios y los accionistas?

11. ¿Existe alguna explicación? Modelos alternativos del mercado laboral y el salario mínimo

12. Conclusiones e implicaciones

Bibliografía

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RESUMEN

Los autores Alan Krueger y David Card usaron métodos experimentales para probar que era incorrecta la tesis de que subir el salario mínimo generaba desempleo. En realidad, los Estados de EE.UU.  ya lo estaban haciendo cuando lo necesitaban sus votantes sin prestar atención a las directrices del Gobierno Federal de turno de mantener estable el salario o subirlo muy poco. A medida que pasaban de 1 a 9 años sin que el Gobierno Federal aumentase el salario, lo hicieron entre 5 y 16 Estados.

En una gráfica muestran que en 1965 el salario mínimo había llegado a 11 dólares la hora y que en enero de 2010 solo pagaban 5 dólares la hora. En el 2014 había subido a 6 o 7 dólares. Otras gráficas presentadas por los autores muestran una tendencia similar usando el IPC como deflactor de precios: en 1950 eran 4,5 dólares la hora, en 1958 era 5,5, en 1970, eran 6,5 dólares, en 1982, eran 6 dólares, pero en 1990 se hundió a algo más de 3.5 dólares y en 1994 estaba en 4 dólares.

Los autores señalan que el modelo estándar del salario mínimo hace caso omiso a una serie de comportamientos que podrían ser importantes para comprender el funcionamiento del mercado laboral y el efecto del salario mínimo. Por ejemplo, el aumento de los salarios no tiene ningún efecto sobre la productividad de los trabajadores ni sobre la probabilidad de que eludan sus responsabilidades laborales; la productividad y la rotación de personal no se ven afectadas por las comparaciones salariales entre empleados. No hacen falta que los empresarios se preocupen de que la estructura salarial sea percibida como justa; los empresarios operan con la máxima eficiencia y explotan todas las oportunidades de lucro. Por ejemplo, si los beneficios merman por el aumento de los salarios, no pueden negociar precios más bajos con los proveedores: las empresas muy rentables no comparten una parte de los beneficios con los trabajadores a través de incrementos salariales o gratificaciones.

Dicen que el modelo neoclásico estándar es fácil ponerlo a prueba porque hace predicciones claras e inequívocas sobre su impacto en el empleo, los salarios, los beneficios y los precios. Las empresas actuarían con un poder de monopsonio (comprador único). 

En los capítulos 2, 3 y 4 los autores resumen su investigación sobre los efectos en el empleo de los recientes aumentos del salario mínimo practicados en EE.UU. La investigación se basa en comparaciones entre empresas o entre regiones del país que se vieron afectadas en distinto grado por los aumentos del salario mínimo. Algunos estudios basados en el empleo en restaurantes de comida rápida afectados por el aumento del salario mínimo y en comparaciones de las tendencias de empleo en los establecimientos de restauración de diferentes estados, apuntan a que, en realidad, el incremento del salario mínimo puede aumentar el empleo.

Aclaran que en un año dado, algunas empresas crecen y otras pierden fuelle, algunas nacen y otras mueren. Siempre habrá ejemplos de empresarios que afirmen que el aumento del salario perjudicó a su empresa. Pero ellos aseguran que sus descubrimientos demuestran que el aumento del salario mínimo  no varía el empleo e incluso lo sube de forma leve. Esta conclusión es un serio desafío al modelo convencional.

En el capítulo 5 analizan  otros resultados del empleo que se ven afectados por el salario mínimo, porque tiene un efecto dominó que genera aumentos de retribución en trabajadores con salarios ligeramente superiores al mínimo. También «arrastra» a aquellas retribuciones que son ligeramente inferiores al salario mínimo y todos cobran lo mismo, y no en función de su productividad real. Y algunas empresas que no están obligadas a pagarlo lo hacen de todos modos. Aseguran que existen muchas pruebas que apuntan a que el salario mínimo no tiene en el mercado laboral el efecto que puede predecirse a partir del modelo competitivo neoclásico.

En los capítulos 6 y 7 vuelven a analizar las investigaciones empíricas anteriores sobre salario mínimo y llegan a dos conclusiones «sorprendentes»: 1) La relación histórica de series temporales entre salario mínimo y empleo juvenil se ha debilitado bastante. Actualmente, ya no se encuentran pruebas fiables de que el suelo salarial reduzca el empleo. 2) Algunos de los estudios transversales y de panel anteriores se basaban en supuestos y métodos de investigación cuestionables. 

En el capítulo 8 analizan pruebas recientes del impacto del salario mínimo en otros países, como Puerto Rico (estado asociado a EE.UU) porque el salario mínimo legal (sujeto a las leyes de USA) es más alto que el salario medio. También estudian a Canadá (similar a USA) y Reino Unido.

Los autores dicen que aunque los aumentos de salario mínimo hagan un efecto leve en la subida de empleo no tienen por qué aplicarse.

En el capítulo 9, se centran en los efectos del salario mínimo en la distribución salarial, las rentas de trabajo y los ingresos. Descubren que los trabajadores afectados por los últimos de subida del salario mínimo se concentran en familias más desfavorecidas y los situados en el 10 % con salarios más bajos. Por ello, concluyen que estos aumentos de los años 90 contribuyeron a revertir la desigualdad salarial surgida durante la década de 1980. Prueban que el salario mínimo reduce la tasa de pobreza de las familias compuestas como mínimo por un asalariado.

En el capítulo 10 evalúan el impacto de varias noticias sobre la ley del salario mínimo en el valor bursátil de una muestra de empresas pertenecientes a empresas con salarios bajos. Interpretan que el modelo estándar sobrevalora los efectos del aumento de salario mínimo en la rentabilidad. Y que las noticias se difunden de forma tan lenta que no ven cambios de los inversores ante la posibilidad de que se modifique la ley.

Concluyen que el modelo estándar está incompleto. 

En el capítulo 11, muestran un análisis de los modelos teóricos alternativos del mercado laboral y las implicaciones de los resultados empíricos. Describen nuevos escenarios del modelo estándar y en monopsonio. Los modelos alternativos predicen una leve subida del empleo y ayudan a interpretar la dispersión salarial de empleados parecidos, la existencia de vacantes y otros factores.

En el capítulo 12, reflexionan sobre los debates políticos sobre el salario mínimo.

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA
«DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)»por E.V.Pita (2023)
Link al compendio de resúmenes:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/01/500-resumenes-de-libro originals-de-economia-y.html
Descargar el PDF en este enlace:

Haz clic para acceder a 500resumenesreducida.pdf

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Written by evpita

noviembre 25, 2023 at 7:20 pm

Resumen del libro «Economía comestible», de Ha-Joon Chang (2022)

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 Resumen del libro «Economía comestible», de Ha-Joon Chang (2022)

Resumen original y actualizado del libro en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/06/economia-comestible-de-ha-joon-chang.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, economía política, neoliberalismo, economía internacional, Corea, cocina internacional

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Ficha técnica

Título: «Economía comestible»

Subtítulo: Un economista hambriento explica el mundo

Título en inglés: «Edible Economics. A Hungry Economist Explains the World»

Autor: Ha-Joon Chang

Fecha de publicación en inglés: 2022

Editorial en español: Debate (PRHGE), Barcelona, 2023

Número de páginas: 258

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Biografía del autor Ha-Joon Chang (hasta 2023)

Ha-Joon Chang nació en Corea del Sur. Es especialista en economía del desarrollo y profesor en la Universidad de Cambridge. En 2005, Chang obtuvo el Premio Wassily Leontief. Es autor, entre otros libros, de Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo en perpéctiva histórica (2002), que ganó el premio Gunnar Myrdal en 2003. Otros libros son 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo (Debate, 2011), Economía para el 99 % de la población (Debate, 2015) y Una breve historia del capitalismo (Flash, 2017).

Resumen relacionado:

 “Economía para el 99 % de la población”, de Ha-Joon Chang (2014)

http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/11/resumen-de-economia-para-el-99-dela.html

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Texto de la contraportada

«Cuando, en los años ochenta, el economista surcoreano Ha-Joon Chang aterrizó por primera vez en el Reino Unido, se encontró con un país que comenzaba a alejarse de la insípida dieta inglesa y a experimentar con los sabores del resto del mundo. Era un trayecto inverso al que estaba recorriendo la economía, cada vez más acomodada en una única escuela de pensamiento. Su nuevo y esperado libro, Economía comestible, demuestra con ejemplos claros y sabrosos que, del mismo modo que es esencial abrirse a las diversas tradiciones culinarias, también lo es disponer de una amplia variedad de perspectivas económicas.

En este fascinante y delicioso volumen, Chang convierte en apetecibles todo tipo de ideas de economía, explicándolas a través de ingredientes y recetas de diferentes lugares del planeta. Así el chocolate puede ser una dulce adicción, pero aporta emocionantes ideas sobre las economías postindustriales y del conocimiento mientras que la «okra» hace que el «gumbo» del sur de Estados Unidos tenga una suavidad que derrite el corazón, también remite a la enmarañada relación entre el capitalismo y la libertad. Desde el coste oculto del trabajo del hogar hasta el lenguaje engañoso del libre mercado, y mientras cocina platos de todo el mundo, como el «sandwich» favorito de Elvis, las gambas al ajillo españolas y el «dotorimuk» coreano, este irresistible divulgador sirve un festín de ideas audaces fácil de digerir y con el que cambiar el mundo».

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ÍNDICE

Introducción. Ajo

Primera parte. Sobreponerse a los prejuicios

1. Bellota

2. Okra

3. Coco

Segunda parte. Cómo ser más productivos

4. Anchoa

5. Langostino – ¿o gamba?

6. Fideos

7. Zanahoria

Tercera parte. Mejor globlamente

8. Ternera

9. Plátano

10. Coca-Cola

Cuarta parte. Convivir

11. Centeno

12. Pollo

13. Chile

Quinta parte. Pensar el futuro

14. Lima

15. Especias

16. Fresa

17. Chocolate

Conclusión. Cómo comer mejor (la economía)

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RESUMEN

El libro habla de platos y bebidas típicas de la comida internacional y luego relaciona una comida con un país y un asunto de economía política como el neoliberalismo (que ha dominado el discurso económico hasta el 2020), el desarrollo de los países menos avanzados (que se apoyaron en el proteccionismo de su industria hasta poder competir en un mercado abierto), la sociedad postindustrial (que no es que no haya trabajadores sino que automatización los ha hecho mucho más productivos), el consenso de Washington que ha sido poco efectivo para desarrollar el sur, y otras historias. 

También habla de la forma en que concebimos el espíritu empresarial y el éxito de las empresas, por qué tenemos que modificar el sistema de patentes, explica por qué el libre comercio no implica libertad para todos, da pistas de cómo las corporaciones globales pueden convertirse en fuerzas positivas para los países en vías de desarrollo, pero solo si se utilizan de la manera correcta, por qué algunos países en desarrollo están insatisfechos con la ideología económica imperante, habla de los malentendidos del Estado de bienestar (se pagan con los impuestos indirectos, que gravan a todos por igual).

En otros capítulos, muestra el verdadero significado de la igualdad económica y la equidad, o por qué los trabajos relacionados con los cuidados están desatendidos e infravalorados a pesar de constituir la base de nuestra economía y sociedad.

No olvida hablar de los retos del cambio climático, de cómo la corporación moderna convirtió al capitalismo en un gran éxito y ahora lo asfixia lentamente o sobre el auge de los robots y el futuro del trabajo.

Como curiosidad, dice que el jamón ibérico de bellota de España es el mejor del mundo y pide disculpa a los italianos si se sienten dolidos.

El autor arranca el libro sobre su viaje desde Corea del Sur para estudiar en Londres. Allí se dio cuenta de que la comida británica era muy mala, salvo las fish & chips, y que además odiaban el ajo, que consideraban cosa de franceses y anglificaban la pizza hasta hacer pizza de patata asada. En Corea, el ajo adereza muchos platos como el manul-chang-achi o como adobo del bulgogi o el pollo frito coreano. Dice el autor que esa comida británica tan pobre era equivalente a su teoría económica neoliberal o neoclásica, pues los manuales de Economía solo defendían un único punto de vista, como un menú de único plato, y no barajaban otras posibilidades teóricas (solo aceptaron la innovación de la escuela schumpeteriana o la racionalidad humana limitada de los conductistas, que ya están incorporadas a la corriente principal neoclásica). Lo malo es que esta teoría única o «monocultivo intelectual» se basaba en que la naturaleza humana es egoísta y eso ha normalizado un tipo de comportamiento egoísta. Chang nos avisa de que el modelo económico nos afecta en nuestras vidas porque influye en si una sociedad se industrializa en mayor grado, lo que puede a su vez puede generar sindicalismo y políticas progresistas, o fomenta la desigualdad o la privatización («un dólar, un voto»). La situación en Gran Bretaña ha cambiado al internacionalizarse su gastronomía y abrirse Londres a todo tipo de restaurantes de comida exótica, y lo mismo ha pasado con la economía, donde ahora se estudian varias alternativas al neoliberalismo.

En el caso de la ternera, el autor recuerda que Uruguay en el siglo XIX tenía abundante ganado vacuno para la industria del cuero y que la carne era barata, por lo que suponía un aliciente para exportarla a Inglaterra, que tenía que alimentar a una creciente mano de obra fabril. Una empresa inglesa montó un laboratorio en Uruguay para licuar carne porque esta se conservaba mejor que la salazón y este caldo se suponía que conservaba los nutrientes, y exportó estos caldos a todo el mundo, aunque luego se evidenció que perdía muchos nutrientes durante la cocción. Más adelante, se desarrollaron los cubitos de carne en polvo, que se conservaban mucho más tiempo y eran fáciles de transportar.

Respecto a la zanahoria, esta es de color naranja porque en el siglo XVII los holandeses la seleccionaron de ese color, se dice que en honor a la dinastía Orange. La zanahoria le sirve como gancho para hablar de la innovación y las patentes porque pequeños inventos que supondrían un avance para la Humanidad o para países pobres están lastrados por 30 o 40 patentes. Los científicos las venden porque les es imposible desarrollar comercialmente sus productos por muy bien intencionados que sean (porque el desarrollo requeriría comprar otras patentes cruzadas) y algunas multinacionales las compran y luego las meten en un cajón. La solución que propone el autor es conceder premios en metálico a los inventores (como al inventor del cronómetro marino en el siglo XVIII o el de las latas de conserva) para que tengan un incentivo en vez de otorgarles una patente de 20 años que entorpece el avance tecnológico.

En cuanto a los plátanos, estos se convirtieron en alimento barato y muy nutritivo para los esclavos de América, tan fácil de cultivar que los amos los plantaban en sus parcelas de cultivo porque los árboles crecían solos y era alimento gratis. El autor menciona cómo las multinacionales del plátano llegaron a controlar países enteros en Centroamérica (las repúblicas bananeras) y ponían y quitaban gobiernos si estos iban contra sus intereses. Los motines de obreros fueron sofocados. El autor recuerda que la instalación de una multinacional en suelo extranjero no supone una mejora de ese país si los trabajadores se limitan a hacer tareas de «atornillado» (como en Filipinas), por lo que no aprenden nada sobre tecnologías muy complejas. Todo lo contrario ocurrió en Singapur y Taiwán porque solo admitieron multinacionales de sectores estratégicos y muy avanzadas como la microelectrónica, la automoción o la farmacéutica, a los que le brindaron todo tipo de facilidades y se les hicieron ofertas a la carta. El resto de las multinacionales de sectores sin interés o poco punteros no fueron admitidas o se le exigieron fuertes condiciones. Eso demuestra que las multinacionales no tienen siempre la sartén por el mango en los países pobres, ya que estos pueden diseñar políticas atractivas de inversión.

El autor también menciona el milagro de la industria de Corea del Sur a partir de 1975. El gobierno decretó un proteccionismo que impedía importar coches y estableció una industria propia del automóvil para fabricar el Pony. 50 años después, son un coloso de la industria de la automoción. Con ello, el autor avisa de que muchos países pobres, como Latinoamérica, han sido los primeros en instaurar el libre comercio en 1820 o 1840 (antes de la Ley del Grano de Inglaterra) pero no porque ellos lo deseasen sino porque fue una imposición de «acuerdos injustos» por parte de países más grandes como Estados Unidos o el imperio Británico, que a su vez ellos eran proteccionistas para facilitar el crecimiento de su propia industria. Cuando los «acuerdos desiguales», que también tuvieron que firmar China o Japón, caducaron se instauraron un tipo de comercio colonial, en la que las grandes potencias presionaban entre bambalinas a los gobiernos para que no subiesen los aranceles. Lo mismo pasó con el FMI o el Banco Mundial, donde los países ricos tenían un poder de voto desproporcionado (en función del capital aportado) y exigían a los países pobres cumplir políticas de mercado abierto que les perjudicaba o les colocaba en desventaja. Esta asimetría entre países ricos y pobres perduró con otra fórmula a finales del siglo XX con la organización mundial del comercio (OMC), ya que quienes redactaron las normas eran países ricos que dictaron disposiciones que les favorecían como, por ejemplo, admitir la subvención a la agricultura (porque les favorecía) y proscribir la prohibición a las importaciones (porque esa prohibición les perjudicaba). Aunque en la OMC, cada país tiene un voto, votan normas que están sesgadas a favor de los países ricos, dice el autor. 

Respecto a las especias, el autor recuerda que fue una compañía holandesa de las Indias la primera en funcionar como una sociedad anónima en el siglo XVII, porque sus accionistas solo tenían responsabilidad limitada (si la empresa quebraba, solo perdían sus acciones y no todos sus bienes). Eso animó a captar capital y sufragar grandes empresas. Sin embargo, dice el autor, ahora las empresas se han volcado en los accionistas, los cuales no son fieles a largo plazo o se dedican a especular. Para retenerlos, habría que dar el voto a accionistas con permanencia en la empresa. También propone que se conceda a las «otras partes» (trabajadores, dirección) parte del control para que los accionistas no tengan todo el poder. 

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Resumen relacionado:

 “Economía para el 99 % de la población”, de Ha-Joon Chang (2014)

http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/11/resumen-de-economia-para-el-99-dela.html

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA
«DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)»
por E.V.Pita (2023)

Link al compendio de resúmenes:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/01/500-resumenes-de-libro originals-de-economia-y.html
Descargar el PDF en este enlace:

https://librosdeeconomiaehistoria.files.wordpress.com/2023/01/500resumenesreducida.pdf…………………………………………………………………………………………………

Written by evpita

noviembre 25, 2023 at 7:17 pm

 Resumen del libro «Menos es más», de Jason Hickel (2021)

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 Resumen del libro «Menos es más», de Jason Hickel (2021)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/07/menos-es-mas-de-jason-hickel-2021.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, economía, decrecimiento, postcapitalismo, cambio climático

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Ficha técnica

Título: «Menos es más»

Subtítulo: Cómo el decrecimiento salvará el mundo

Título en inglés: Less is More: How Degrowth Will Save the World 

Autor: Jason Hickel

Publicación en inglés: 2021

Publicación en español: Capitán Swing Libros SL, Madrid, 2023

Número de páginas: 310

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Texto de la contraportada

«Nuestro planeta está en problemas, pero ¿cómo podemos revertir la crisis actual y crear un futuro sostenible? El mundo ha despertado por fin a la realidad del colapso climático y ecológico, ahora debemos enfrentarnos a su causa principal. El capitalismo exige una expansión perpetua, que está devastando el mundo, y sólo hay una solución que conducirá a un cambio significativo e inmediato: el decrecimiento. Si queremos tener una oportunidad de detener la crisis, tenemos que frenar y restablecer el equilibrio. Cambiar nuestra forma de ver la naturaleza y nuestro lugar en ella, pasando de una filosofía de dominación y extracción a otra basada en la reciprocidad y la regeneración. Tenemos que evolucionar más allá de los dogmas del capitalismo hacia un nuevo sistema adecuado para el siglo XXI. ¿Pero qué pasa con el empleo? ¿Y la salud? ¿Y el progreso? Jason Hickel aborda estas cuestiones y ofrece una visión inspiradora de cómo podría ser una economía poscapitalista: una economía más justa, más solidaria y que no solo nos sacará de la crisis actual, sino que nos devolverá el sentido de conexión con un mundo rebosante de vida. Tomando menos, podemos llegar a ser más. Hickel nos muestra cómo podemos devolver a nuestra economía el equilibrio con el mundo vivo y construir un futuro mejor».

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ÍNDICE

Prólogo de Kofi Mawuli Klu y Rupert Read

Introducción. Bienvenidos al Antropoceno

Parte I. Más es menos

01. Capitalismo: los orígenes

02. El avance de la bestia

03. ¿Nos va a salvar la tecnología?

Parte II. Menos es más

04. Secretos del buen vivir.

05. Vías hacia un mundo poscapitalista

06. Todo está conectado

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RESUMEN

La idea de este libro surgió tras la crisis financiera del 2008 cuando el autor Jason Hickel y su esposa Guddi, una médico de la sanidad pública del Reino Unido, fueron a una conferencia de Paul Krugman en el 2012 en Londres y, al salir, hablaron sobre posibles soluciones para salir del atolladero. Hickel propuso como Krugman la receta del crecimiento económico y de que EE.UU. debía hacer un enorme estímulo gubernamental para volver a impulsar el crecimiento. Mientras paseaban Guddi se preguntó en voz alta si Estados Unidos necesitaba crecer más cuando había países que hacían más con menos (en el libro, el autor menciona como ejemplos a Costa Rica y Portugal, entre otros, con menos PIB que EE.UU. pero mayor nivel de esperanza de vida, que a fin de cuentas es lo que importa). El autor se dio cuenta de que estaba repitiendo el «mantra de siempre» del eterno crecimiento y se quedó intranquilo y se calló.

El antropólogo Jason Hickel defiende el decrecimiento como fórmula para reducir el impacto del cambio climático. Aclara que algunos críticos equiparan el decrecimiento con una nueva versión de la austeridad pero es «justamente lo contrario». Dice que la austeridad aboga por la escasez para generar más crecimiento mientras que el decrecimiento aboga por la abundancia para volver innecesario el crecimiento. «Si queremos evitar el colapso climático, el ecologismo del siglo XXI tiene que articular una nueva reivindicación: la reivindicación de una abundancia radical», dice el autor. La economía produciría menos pero porque se necesitaría menos y, en términos generales, habría una abundancia mucho mayor. Aunque el PIB disminuyese (y restase beneficios a una élite), la riqueza pública aumentaría, mejorando la vida del resto de la sociedad. Ve una paradoja: la abundancia se revela como el antídoto contra el crecimiento. «Neutraliza el propio imperativo del crecimiento, al permitirnos frenar la bestia [del consumismo capitalista] y liberar de su yugo al mundo viviente», dice Hickel. Recuerda unas palabras de Giorgos Kallis, en su libro Límites: «El capitalismo no puede funcionar en condiciones de abundancia». 

Entre las soluciones que Hickel propone para frenar el crecimiento económico antiecológico y converger hacia una economía postcapitalista figuran: 1) Poner fin a la obsolescencia programada 2) Limitar la publicidad 3) Pasar de la propiedad al usufructo 4) Acabar con el desperdicio de alimentos 5) Reducir el tamaño de las industrias ecológicamente destructivas. Otras soluciones consisten en reducir la jornada laboral (para ajustar el menor empleo al decrecimiento), reducir la desigualdad, desmercantilizar los bienes públicos y ampliar el procomún, aplicar una ley del jubileo para cancelar las deudas, crear dinero nuevo para una economía nueva y avanzar en la democracia (entendida como igualdad y bienestar de todos).

Para Hickel, el decrecimiento representa la descolonización, tanto de las tierras como de las personas y las mentes. Representa el descercamiento del procomún, la desmercantilización de los bienes públicos y la desintificación del trabajo y de la vida. Representa la descosificación de los seres humanos y de la naturaleza y la desescalada de la crisis ecológica. Es tomar menos de nuestro entorno y abrir un mundo de posibilidades: El decrecimiento «nos traslada de la escasez a la abundancia, de la extracción a la regeneración, de la dominación a la reprocidad y de la soledad y la separación a la conexión con un mundo efervescente de vida». Aboga por una relación con el mundo de reprocidad y cuidado frente a otra de dominación y extracción. 

En el capítulo 1,  Hickel describe cómo el ascenso del capitalismo requirió de la creación de escasez artificial (cercaron los montes comunales para obligar a los campesinos, que antes se autoabastecían en una economía de subsistencia, a trabajar en la industria y aceptasen trabajar con salarios bajos a riesgo de morir de hambre y mejorar la productividad a base de una fuerte competencia y a su vez unirse a la masa de consumidores). Esa lógica de la escasez artificial pervive hoy: los trabajadores se sienten amenazados por el desempleo, deben ser cada vez más disciplinados y productivos para eludir el despido o que lo reemplacen por alguien más desesperado. Pero si la productividad aumenta, se producen despidos y los Gobiernos se ven obligados a hacer políticas de crecimiento y los trabajadores les votan. El autor replica que esa productividad podría revertir en los trabajadores mediante salarios más altos y jornadas más cortas. Además, los beneficios del crecimiento van despacísimo hacia abajo, hacia los trabajadores (la promesa del goteo o de que todos los barcos suben con la marea alta). A ello se suma que la desigualdad genera una escasez artificial de bienestar (al envidiar al vecino). Y también hay escasez de tiempo libre que nos obliga a pagar empresas para hacer la comida, limpiar la casa, jugar con nuestros hijos, cuidar de los padres mayores. El exceso de trabajo genera estrés y eso alimenta la industria de los antidepresivos, pastillas para dormir, dietas, terapia de pareja, vacaciones caras, y cosas que no necesitamos, lo que obliga a trabajar más para pagar esos productos. La escasez también afecta a los bienes públicos después de la ola privatizadora de los años 80 de la educación, la sanidad, el agua, la vivienda, la seguridad social, etc… Ante esta escasez, la gente se ve obligada a adquirir servicios privados. Finalmente, la austeridad de 2008 socavó lo que que quedaba de bienes públicos y protección social (ayudas a jubilados, prestaciones de desempleo, salarios de funcionarios) para que los «vagos» se sientan amenazados por el hambre y vuelvan a trabajar.

El autor Jason Hickel explica que el capitalismo se basa en producir escasez artificial, lo que sirvió de motor para acumular capital, y, a pesar del mito, no genera muchísimas cosas ni abundancia. El crecimiento no se basa en satisfacer las necesidades humanas sino en evitar satisfacerlas. «Es irracional y ecológicamente violento», dice Hickel. Surgió con los cercamientos (la privatización de los montes de mano común o comunales) en el siglo XVIII y XIX, lo que generó numerosa mano de obra para la incipiente industria, con salarios bajos y jornadas extenuantes. Añade que el capitalismo no es similar al comercio (comprar barato y vender caro para generar un beneficio con el que ganarse la vida) sino que el dinero se emplea para generar una producción que genera más dinero y el cual ser reinvierte en la producción, y volver a reinvertir, o lo que es lo mismo el capitalismo necesita el crecimiento para acumular capital, porque el dinero no se usa para comer (valor de uso) sino para acrecentar el capital (valor de cambio). Y eso obliga a un continuo crecimiento.

Por otro lado, el capitalismo lleva adherido el llamado dualismo: la separación del cuerpo de la mente (al estilo cartesiano) y la separación del hombre de la Naturaleza. El cuerpo y la Naturaleza se convierten en «cosas» a las que subyugar y explotar. Dado que los recursos de la Naturaleza son gratis, se puede explotar y destrozar a coste cero, porque tampoco se paga por las externalidades (la contaminación de los ríos, mares y aire, el deterioro medioambiental, el cambio climático). Y esa explotación de la naturaleza se traduce en ir allí donde están los recursos naturales para cogerlos gratis, lo que en el siglo XIX derivó en una carrera colonialista por colonizar el Salvaje Oeste, África o Asia, esclavizando o explotando a los nativos, puesto que el hombre también es un «recurso humano». La tesis del libro es que el capitalismo impulsa un crecimiento continuo (del que son rehenes los países, ya que nadie quiere reducir su PIB sino aumentarlo cada año) que está devorando los recursos del planeta y llevando al colapso al medio ambiente. La solución pasaría por un decrecimiento, que no significa que un país deba reducir el PIB sino que solo produzca aquello que es necesario y no despilfarre.

El autor pone como ejemplo a Portugal, Costa Rica o Finlandia, que con un PIB muy inferior a Estados Unidos han logrado una mayor esperanza de vida gracias a que el Estado ha invertido en sanidad y educación para toda la población, la cual no tiene que estresarse para ganar más dinero ni trabajar más para pagar cosas básicas como el médico privado o la universidad privada. Según el autor, esos países, entre otros, demuestran que se puede hacer más con menos dinero y vendrían a avalar que no es necesario que el PIB siga creciendo indefinidamente sino que hay que distribuirlo entre todos. Añade que la felicidad tiene una barrera a partir de la cual nadie es más feliz por mucha riqueza que tenga y que todos son más felices si tienen la misma riqueza que sus vecinos y no hay competencia por exhibir su poderío económico. Por tanto, el autor propone evolucionar hacia otro tipo de economía más distributiva, en la que se invierta en sanidad y educación para todos, y donde el crecimiento enfermizo del PIB no es una preocupación porque lo que realmente interesa es que la economía sea sostenible y genere un bienestar general a toda la población y no a unos pocos. El crecimiento del PIB dejará de tener sentido y ya no preocupará lo más mínimo porque habrá otras mediciones distintas basadas en el medio ambiente o la salud y educación de los residentes.

Una de las soluciones que plantea Jason Hickel es cobrar en impuestos la mitad de sus ganancias al 0,1 % más rico del mundo (se recaudarían 19 billones de euros; la mitad bastaría para acabar con el hambre en el mundo). El autor aclara que los impuestos gravarían las rentas (lo que ingresan cada año) pero no la riqueza que ya poseen (165 billones). Poniendo impuestos a los ultrarricos, dice el autor, disminuiría el PIB por sí solo (habría decrecimiento) sin perjudicar a nadie y, además, mejoraría el medioambiente porque ya no viajarían tanto en su jet privado ni harían vacaciones a lugares lejanos.

Otras soluciones que aportó en su libro Divide fueron crear un salario mínimo interprofesional de alcance global (o al menos, que a nivel local sea el necesario para vivir). Otra idea es poner fin a la evasión fiscal con leyes que regulen el comercio transfronterizo y la contabilidad corporativa. También sugiere democratizar instituciones como el Banco Mundial o el FMI (ahora en manos de los países ricos que controlan el voto) para que el Sur global pueda participar en las decisiones que le afectan y ganar más dinero con sus exportaciones (1,5 billones de dólares más). Propone condonar las deudas odiosas para que los países pobres inviertan en educación y sanidad, poner fin a las expropiaciones de tierras por grandes empresas y repartir las tierras entre pequeños agricultores, reformar los regímenes de subvenciones (que dan ventaja a la rica industria agrícola). 

El autor añade que el relato del crecimiento del PIB es ideológico, una vez que se comprende la magnitud de las desigualdades a nivel nacional y mundial. Lo define como un conjunto de ideas promovido por la clase dominante que favorece sus intereses materiales y que el resto del mundo ha interiorizado como propios (hegemonía cultural). Con el crecimiento y el progreso humano, lo que las élites reivindican, dice el autor, es acelerar los mecanismos de acumulación. Algo de ese crecimiento mejora la vida de los pobres pero esto ya no es sostenible en una época de crisis ecológica, dice Hickel.

El autor insiste en que el crecimiento del PIB mide la salud del capitalismo pero no la situación real de la población, ya que mucha es pobre o tiene una esperanza de vida más baja que la media (caso de Estados Unidos). Por ello, no ve correlación entre un mayor crecimiento del PIB y una mayor esperanza de vida, sino que la correlación sí existe en un mayor acceso a la salud general (inversiones públicas en alcantarillado, agua potable, sanidad pública) de toda la población, lo que sí eleva la esperanza de vida. Aboga por invertir en sanidad pública y educación pública para rebajar la factura del sector privado en Estados Unidos, que es exageradamente elevada e inflada. Dice que las familias se desesperan por conseguir medio millón de dólares para pagar la universidad de sus hijos, un dinero que se ahorrarían si la enseñanza de calidad fuese pública. Invertir en lo público supondría reducir el PIB o decrecer sin causar perjuicios, sino todo lo contrario. Insiste en que el decrecimiento no es malo si lo que se elimina son los despilfarros (como la obsolescencia programada de los productos de consumo y anima a legislar en ese sentido para que los aparatos duren más tiempo o las compañías se vean obligadas a garantizar sus productos durante una década o tengan obligación de reparar las piezas dañadas).

[nota del lector: si se redujese el PIB, habría menos dinero en circulación y el efecto multiplicador del dinero al cambiar a menos manos también se vería reducido, siguiendo a Keynes]

El autor advierte que el crecimiento está sobrepasando los «límites planetarios» pero eso no impedirá que el PIB siga al alza aunque el planeta esté colapsando porque habrá nuevos sectores económicos emergentes como las defensas costeras, la militarización de las fronteras, la explotación minera del Ártico y las plantas desalinizadoras. Incluso las energías verdes obligan a extraer muchos minerales y siguen generando contaminación. Algunos Gobiernos ya están tomando posiciones para sacar partidos de posibles catástrofes ecológicas [nota: por ejemplo, la nuevas rutas marítimas y las plataformas petrolíferas por el deshielo del Ártico].

El libro finaliza con una visión de los indígenas y de Spinoza. Al contrario que Descartes, creen que no hay una dualidad (naturaleza-hombre, mente-cuerpo) sino que todos los seres vivos comparten un mismo origen y están interconectados para mantener el equilibrio de los ecosistemas, y el hombre está obligado, como un ser vivo más, o tomar solo lo justo de la naturaleza y devolverle el favor. Pero lejos de estas culturas animistas, cercanas a la idea de Gaia de Lovelock, lo que hace el mundo capitalista actual es arrasar con todo para crear cultivos extensivos de cereales, dice el autor, tomando gratis más de lo que necesita y sin dar nada a cambio, y además destruyendo el hábitat de otros seres sintientes como los animales o las plantas. 

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA
«DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)»
por E.V.Pita (2023)

Link al compendio de resúmenes:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/01/500-resumenes-de-libro originals-de-economia-y.html
Descargar el PDF en este enlace:

https://librosdeeconomiaehistoria.files.wordpress.com/2023/01/500resumenesreducida.pdf…………………………………………………………………………………………………

Written by evpita

noviembre 25, 2023 at 5:50 pm

«La paradoja del beneficio», de Jan Eeckhout (2021)

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 Resumen de «La paradoja del beneficio», de Jan Eeckhout (2021)

Resumen original y actualizado en el siguiente link:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2022/10/la-paradoja-del-beneficio-de-jan.html

Resumen elaborado por E.V.Pita

Sociología, economía

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Ficha técnica (versión en inglés)

Título en español (2022): «La paradoja del beneficio: cómo las empresas exitosas amenazan la economía»

Título en inglés (2021): «The profit paradox; how thriving firms threaten the future of work»

Autor: Jan Eeckhout

Editorial en inglés: Princeton University Press

Número de páginas (inglés): 327

Nota: en octubre del 2022 salió una versión en español publicada por Taurus. 

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Biografía del autor Jan Eeckhout (hasta el 2021)

Jan Eeckhout es el profesor investigador del ICREA en la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y está en contacto con la Universidad de Pensilvania, el University College of London, la Universidad de Princeton y la Universidad de Nueva York. Su trabajo es habitualmente reseñado en prensa, incluyendo el New York Times, the Wall Street Journal, The Economist y el Financial Times. Vive en Barcelona.

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Texto de la solapa 

Nota: versión inglesa, la traducción no tiene por qué corresponder con la española

«Un trabajo pionero sobre el poder global de los mercados y cómo endureció las condiciones de los trabajadores en todo el mundo.

En una era de progreso tecnológico y fácil comunicación, parecería razonable asumir que la gente trabajadora del mundo nunca había estado mejor. Pero con los salarios estancados y los precios en ascenso, desde una lata de cerveza a una prótesis de cadera cuestan más. 

El economista Jan Eeckhout muestra cómo ello se debe a una pequeño número de compañías que están explotando un desenfrenado ascenso del poder de mercado (la habilidad para subir los precios más altos de lo que correspondería a un mercado competitivo). Basándose en su propia investigación innovadora y contando las historias y el pensamiento de los trabajadores comunes, él demuestra cómo el mercado de poder ha asfixiado al mundo del trabajo, y cómo, sin mejores mecanismos para asegurar la competencia, podría conducir a desastrosas correcciones de mercado y confusión política.

El libro «La paradoja del beneficio»  describe cómo, sobre los pasados 40 años, un puñado de compañías han cosechado la mayoría de las recompensas de los avances tecnológicos (comprando rivales, asegurándose pingües beneficios, y creando desiguales ingresos para los trabajadores). En vez de destinar los beneficios a mejoras tecnológicas para los consumidores para bajar los precios, esas compañías «superstars» aprovechan esas nuevas tecnologías para cargarles siempre mayores precios. Las consecuencias son ya inmensas, desde los innecesariamente altos precios para virtualmente todas las cosas, a disminuir las start-ups que pueden competir, a aumentar la desigualdad y el estancamiento de los salarios para la mayoría de los trabajadores, y limitar severamente la movilidad social.

En una investigación provocativa sobre cómo el poder de mercado daña el salario promedio de la gente trabajadora, The Profit Paradox ofrece además soluciones concretas para centrar el problema y restaurar una economía sana.»

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ÍNDICE

1. Introducción

Parte I. Los orígenes del poder de mercado

2. El arte de gestionar el foso

3. Cambios tecnológicos y superioridad

Parte II. Las consecuencias dañiñas del poder de mercado

4. La marea baja hundió todos los botes

5. Economía de estrellas

6. Somos desiguales

7. El mito del Reloj de Oro

8. Suburbanita rico, suburbanita pobre

Parte III. El futuro del trabajo y encontrando soluciones

9. Multitud de razones para ser optimista

10. El futuro del trabajo

11. La búsqueda de hechos

12. Poner la confianza de nuevo en el antimonopolio

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RESUMEN

El autor Jan Eeckhout explica cómo el crecimiento de los salarios reales y la productividad ha seguido caminos divergentes desde 1948 a 2020, a partir de 1980 (coincide con la época neoliberal de Reagan y Thatcher). Hasta 1980 salarios y productividad crecían a la par (del 1 % al 2 % en tres décadas) pero a partir de esa fecha (revolución neoconservadora) la productividad siguió un crecimiento lineal hasta llegar al 3,5 % en 2020 mientras que los salarios fueron descendiendo hasta casi medio punto, siempre por debajo del 2 % en el 2020.

Por otra parte, Jan Eeckhout también observa la evolución de los salarios según el nivel educativo. Entre 1970 y 1980, los trabajadores con estudios básicos, instituto, cuatro cursos de instituto y nivel universitario vieron crecer sus salarios al mismo ritmo (subieron del 1 al 1,2 % en una década) y luego experimentaron una caída conjunta en los años 80. Tras esta crisis salarial, a partir de 1990 los salarios de los universitarios crecieron progresivamente hasta el 1,5 % en el 2020, mientras que los de estudios básicos cayeron sin cesar por debajo del 1 % y solo remontaron ligeramente en el 2020. Aquellos trabajadores con algunos años de instituto, se estancaron sus salarios durante tres décadas en el 1 % y aquellos con cuatro años de instituto, subieron progresivamente al 1,20 %.

En tercer lugar, el autor estudia los márgenes agregados de las empresas en EE.UU. en los últimos 60 años: en 1960, estos crecían al 1,35 %, en los 80 se hundieron hasta el 1,2 % y a partir de ahí se dispararon del 1,3 al 1,6 % (en el 2020). El patrón de subida es prácticamente el mismo en la media mundial, Europa, América del Norte y Asia.

Respecto a la tasa de ganancia promedio en empresas cotizadas en EE.UU., en 1980 era 0, pasado el 2000, alcanzó un techo del 0.08 , en la crisis del ladrillo y financiera del 2008-2010 cayó al 0.04, en el 2011 se acercó al 0.1 y en el 2020 había caído al 0.05. 

Pasó luego a estudiar el promedio de la relación entre las ganancias y la masa salarial en las empresas que cotizan en Bolsa. Aunque sus curvas son paralelas, hay frecuentes picos de ganancia.

Al autor, todas estas cifras le recuerdan la situación que describía Norman Angell en The Great Illusion (1910) en la que, como ahora, se experimentaba un gran progreso pero, a la vez, se generaba una gran desigualdad pues las ganancias, dice el autor, estaban distribuidas desigualmente. Desde 1980, añade, unos pocos han amasado los beneficios del progreso mientras los demás no ganaron nada en absoluto. Cree que unas cuantas firmas tienen agarrado en exceso el mercado. Esto tiene profundas implicaciones para el empleo, el recurso de ingresos para la mayoría de la gente. El poder de los mercados ha conducido a unos salarios estancados y una extrema desigualdad, lo que estorba la movilidad social y el dinamismo económico. El deteriorado mercado laboral afecta a la salud de algunas personas y su bienestar. Los pequeños emprendedores también han visto frustradas sus expectativas porque el poder de mercado está concentrado en unas pocas firmas dominantes que exprimen sus retornos y cierran sus negocios.

La falta de competencia no hace solo caer en la pobreza sino que también hunde a la clase media y los pequeños propietarios. Están cayendo la mayoría de los hogares a causa de los grandes consorcios capitalistas, las familias llegan mal a fin de mes o viven peor que sus padres. 

La tesis central de The Profit Paradox es que la innovación tecnológica tiene una tendencia natural a acumular riqueza en pocas manos. Las nuevas tecnologías favorecen la adopción temprana a quien puede coger el mercado y eliminar a los competidores.

Por tal motivo, recomienda establecer instituciones y regulaciones independientes que garanticen y protejan la competición. Una de las mayores confusiones es que los mercados son libres y que la competición es natural. La mayoría de los mercados trabajan estupendamente pero en cuanto al sector de las tecnologías, existe una acumulación de riqueza. Solamente un capitalismo pro-mercado, dice el autor, puede restaurar una sana competencia, de forma que todos los participantes (stakeholders) resulten beneficiados, incluyendo los clientes o los trabajadores. A partir de ahí, se puede garantizar que lo que es bueno para los negocios es bueno para el cliente.

Eeckhout desconfía de la «responsabilidad corporativa» que se vende como una panacea pues solo es una gota en el océano. Las firmas con poder de «monopsonio» podrían mejorar las vidas de sus trabajadores, caso del modelo alemán de representación laboral no conflictiva pues el buen tratamiento de los trabajadores sube su productividad.

Written by evpita

enero 7, 2023 at 6:47 pm

Resumen del libro «Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro», de Paul Mason (2015)

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Resumen del libro «Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro», de Paul Mason (2015)

Para ver el resumen actualizado y original:

Autor del resumen: E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, crecimiento económico, capitalismo,

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Ficha técnica

Autor: Paul Mason

Título del libro: «Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro»

Título original en inglés: «Poscapitalism»

Publicación en inglés: 2015

Publicación en español: 2016, Barcelona: Espasa Libros, Paidós Estado y Sociedad

Páginas: 424

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Biografía del autor

Paul Mason es el redactor-jefe de economía del noticiario «Channel 4 News». Poseedor de diversos galardones por su trabajo, libros suyos son Meltdown: The End of the Age of Greed y Why It’s Kicking Off Everywhere: The New Global Revolutions.

Colabora además en publicaciones como The Guardian o New Statesman.

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Texto de la contraportada

«Durante los dos últimos siglos, el capitalismo ha experimentado variaciones continuas de las que siempre ha salido transformado y fortalecido. Sin embargo, al repasar su turbulenta historia, Paul Mason se plantea si no estaremos ahora en el umbral de un cambio tan grande, tan profundo, que sea el capitalismo en sí el que haya alcanzado sus límites y esté mutando en algo totalmente nuevo».

«El elemento central de este cambio es la tecnología de la información, que ha supuesto una revolución tal que posee el potencial de reconfigurar por completo las concepciones del trabajo, la producción y el valor con las que estamos familiarizados y de destruir una economía basada en los mercados y en la propiedad privada: de hecho, él sostiene que ya están sucediendo ambas cosas».

«En este innovador libro, Mason nos muestra que tenemos hoy la oportunidad de levantar, de las cenizas de la reciente crisis financiera, una economía global más justa desde el punto de vista social y más sostenible. Trascender el capitalismo ha dejado de ser, tal como él nos enseña aquí, el sueño utópico que antaño se nos antojaba que era. Esta es la primera vez en toda la historia humana en la que, dotados de unos conocimientos que nos permiten comprender lo que está sucediendo a nuestro alrededor, podemos por fin predecir y dar forma a un cambio revolucionario, en vez de limitarnos simplemente a reaccionar a él».

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ÍNDICE

Primera parte

1. El neoliberalismo ya no funciona

2, Ondas largas, memorias cortas

3, ¿Marx tenía razón?

4. Una onda larga pero con alteraciones

Segunda parte

5. Los profetas del postcapitalismo

6. Hacia la máquina gratuita

7. Bella revuelta

Tercera parte

8. De las transiciones

9, Motivos racionales para el pánico

10. Proyecto cero

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RESUMEN

Paul Mason, al igual que muchos otros autores, se plantea cómo va a evolucionar la economía de coste marginal cero que ha creado Internet con la fórmula del «todo es gratis» que se está imponiendo progresivamente. Se trata del «infocapitalismo».

Pone como ejemplo que si los marcianos observasen la economía de la Tierra en 1991 verían grandes corporaciones y organizaciones dirigiendo la economía. Los trabajadores entrarían y saldrían de la fábrica sin apenas consumir. En el 2015, las cosas han cambiado: los trabajadores ahora consumen, incluso dentro de la fábrica (pensemos en las pizzas encargadas por los programadores de Google) y además hay un fenómeno totalmente nuevo e inaudito: hay gente que está produciendo gratis a cambio de nada, sobre todo en Internet. Esta economía de lo gratis lo ha desbaratado todo: no es lo que pueda llamar capitalismo [nota del lector: sí lo es si entendemos que el tipo que escribe entradas gratis en la Wikipedia es un consumidor de ocio que paga horas de conexión a Internet para divertirse haciendo el rol de erudito o sabio] pero esta producción gratis se está clasificando como una economía de lo común, quizás el germen de un futuro capitalismo.

Mason sospecha que no estamos asistiendo a una mutación del capitalismo sino a una nueva economía basada en la robotización y automatización donde apenas hace falta trabajo humano. Por no haber, ni siquiera hay beneficios porque todo es gratis. Ese planteamiento le hace buscar el modelo más parecido al «todo gratis» que haya existido hasta ahora; la economía planificada de la URSS, que generó crecimientos del 4 % al año entre 1928 y 1977. Sin embargo, esta ausencia de mercado fue desastrosa y el régimen se hundió, Ahora asistimos a un nuevo escenario que vuelve a plantear la existencia de una economía planificada: el Big Data permite conocer información perfecta sobre el mercado y planificar la producción, un sueño antes inimaginable. Es posible que tampoco funcione algo así porque el libre albedrío tiene mucho que ver.

Mason empieza explicando los ciclos económicos de 50 años de Kondratiev que alternan crisis y periodos de crecimiento cada 50 años desde el inicio del capitalismo en 1776. El cuarto ciclo de 1945 fue de crecimiento y duró hasta 1973 pero el neoliberalismo lo amplificó artificialmente hasta el 2008, por lo que se le considera un ciclo de crecimiento más largo de lo normal, posiblemente impulsado por el avance tecnológico y la ideología neoliberal que defiende el crecimiento ilimitado (un modelo que puede agotarse cuando se talen todos los árboles y se pesquen todos los peces). Según Mason, ahora estaríamos inmersos en el quinto ciclo de Kondratiev, en una época de crisis y transiciones. Grandes crisis hubo en 1828, 1883, 1929. (1973, 1979, 1991) y 2008.

Su tesis principal es que nos hallamos en el quinto ciclo de crisis de Kondratiev y que el neoliberalismo está «acabado». Actualmente, estamos entrando en una transición similar a la del feudalismo-capitalismo (del siglo XIV) y que todo apunta a que se está gestando una nueva sociedad de economía comunista-democrática donde habrá abundancia de bienes, poco trabajo y mucho ocio, renta mínima para todos… El todo gratis será una realidad gracias a la gestión informática del Big Data que permitirá planificar la economía de forma infinitamente más eficiente que lo hizo el bloque soviético, cuyo modelo fracasó. Como ya no será necesario trabajar, la gente podrá dedicarse a labores voluntarias y no remuneradas (por ejemplo, escribir para Wikipedia).

La tesis del autor arranca del supuesto hecho de que el neoliberalismo (teoría económica que domina la economía mundial desde 1975) se ha defenestrado por sí solo tras causar la crisis financiera del 2008, cataclismo que luego ha intentado remendar con austeridad y la posterior creación masiva de empleo precario pero sin ir al fondo del problema que era la regulación financiera. A ello se suma que el fomento del crecimiento ilimitado que propugna el neoliberalismo choca con los problemas de sostenibilidad medioambiental del planeta, genera una creciente desigualdad y su imparable emisión de gases (petróleo, fraking) es incompatible con el calentamiento global, un problema ecológico de primer orden que por sí solo no puede corregir el mercado. Mason sostiene que es necesaria la intervención estatal y la aplicación de la ley porque, si no se frena hasta los 2 grados de subida, las sequías y el hambre arrasarán un planeta superpoblado de 9.000 millones de habitantes, con un gran crecimiento en el Sur, justo donde ahora se prevé que habrá más sequía, paro y hambre.

Por otro lado, el neoliberalismo basó (y basa) su crecimiento en la creación continua de nuevos mercados, por lo que la globalización fue su cultivo natural de crecimiento. Sin embargo, Mason advierte que tras la crisis del 2008 se ha producido una involución nacionalista que está reduciendo la globalización mediante políticas proteccionistas (como en los años 30: el principio de empobrecer al vecino para sobrevivir yo). Puede que los grandes países ya no estén confiando en el mercado como mejor sistema de abastecimiento y han empezado a buscar su autosuficiencia: Estados Unidos buscó una nueve fuente de energía en el «fracking» que aunque es poco ecológico le permite abastecerse de combustible barato y sin problemas internacionales (aunque Arabia abarató el petróleo para competir con el «fracking»). Por su parte, China acaparó los metales conocidos como «tierras raras» para abastecer su industria del teléfono, y Europa no tiene más remedio que apostar por las energías renovables para no depender del gas ruso. No hay que olvidar que los combustibles son un instrumento geoestratégico en el tablero de ajedrez mundial.

Además, el neoliberalismo no encaja con el infocapitalismo (que promueve la creación gratuita de bienes por parte del ciudadano-consumidor). A todo esto se suma la revolución tecnológica que permite abaratar los productos (a no ser que la producción caiga en manos de los monopolios). Para colmo, la robotización que, se prevé, eliminará el 47 % de los puestos de trabajo en una o dos décadas. El fin del trabajo (que anticipó Rifkin en 1995) está a la vuelta de la esquina y la pretensión del neoliberalismo es crear trabajo mediante minijobs o trabajos precarios o absurdos e innecesarios. La falta de trabajo conduce a otra «tormenta perfecta»: el progresivo envejecimiento demográfico es que solo haya un trabajador por cada pensionista. La solución neoliberal ha sido privatizar las pensiones pero ese seguro privado «no es seguro» porque están invirtiendo en deuda de estados soberanos que duplicarán su deuda hasta el 200 % del PIB en unos años, y los bonos de muchos países serán pura basura que ningún inversor se arriesgará a comprar.

Teniendo en cuenta las dudas sobre el futuro del neoliberalismo, Mason sostiene que estamos entrando en una transición del modelo neoliberal al infocapitalismo para luego pasar a un nuevo estadio que vendría a ser una especie de neocomunismo de mercado aunque su programa se parece más a un New Deal del presidente D.F. Roosveelt (con una fuerte intervención estatal en la economía) que aparece mezclado con el cooperativismo.

Mason sostiene que la revolución del «Internet de las Cosas» permitirá generar los pentabytes de información necesarios para poner en marcha el viejo ideal de disponer de la «máxima información» necesaria para planificar una economía pero no pensando en el futuro (como hacían los planificadores quinquenales soviéticos) sino planificar en el mismo instante y cubrir todas las necesidades. Las neveras, la calefacción o el coche transmitirán datos en directo a través de la tecnología 5G, que luego un ente administrativo gestionará en tiempo real para surtir las necesidades de producción (al estilo de los marcianos de Boronov en «Estrella Roja» (1909)) de toda la sociedad en red. Estas eficiencias permitirán producir al coste los alimentos y bienes básicos. El Estado debería nacionalizar sectores estratégicos como la electricidad porque, según dice, los recursos energéticos estarían mejor gestionados por la Administración, rigurosa con la ley, que por los monopolios y empresas privadas cuyo objetivo es extraer el máximo combustible fósil, encarecer los precios para ganar más y que parecen poco sensibilizadas con lo que pasa con el calentamiento global.

En este modelo postcapitalista que propone Mason, la robotización habrá eliminado los pocos trabajos que queden, o reducido el trabajo a una diversión (como se divierten los programadores de videojuegos) y los ciudadanos tendrán mucho ocio y tiempo libre disponible [nota del lector: por decirlo de una manera eufemística] para escribir entradas en la Wikipedia o escribir poesía. En este contexto de abundancia, todos podrán recibir una renta básica que les valga de sustento además de disponer de una vivienda al coste y servicios de auga y luz muy baratos gracias a una renacionalización de los sectores básicos de la economía.

[nota del lector: hay algo que no cuadra, si con el calentamiento global nos acercamos a una situación apocalíptica de sequías y superpoblación, al estilo malthusiano, cómo puede decir que el infocapitalismo y el postcapitalismo va a traer abundancia. En todo caso, con ahorros del 30 % como dice Mason, se viviría una época de eterna austeridad].

Mason aclara que su modelo no es un «ciberestalinismo» sino un sistema comunista-democrático, donde la Administración gestiona la economía en función del bien común, se deja libre iniciativa a los emprendedores para que puedan patentar inventos relacionados con las energías renovables (sector de la economía que quedaría liberalizado para que se pudiese competir), y donde las pymes puedan crecer sin los monopolios, que son desmenuzados. En este futuro-propuesta que defiende Mason se fomentaría el trabajo en red y en equipo para hacer cosas más baratas y de forma más eficiente, en beneficio de toda la comunidad. Menciona la cooperativa vasca Mondragón como un ejemplo a seguir por su eficiencia, ya que tiene gran variedad de empresas en las que rotar a los trabajadores excedentes.

El autor señala que hasta los ricos y los superejecutivos (ese 1 %) quedarían liberados de la carga de tanto estrés por dirigir grandes monopolios y ganar montañas de dinero (que cederían con una tasa más alta de impuestos), lo que sería más bueno para su salud que tener que hacer gimnasia a las 6 de la mañana, lo que les haría estar más contentos sin tantas preocupaciones. Uno de los problemas que ve Mason es que algunos miembros de esa superélite de la finanzas educada en la Ivy League universitaria está empezando a debatir si una dictadura de estilo chino a lo mejor no es tan mala para los negocios capitalistas como parece.

[nota del lector: mezclar dictadura y capitalismo se intentó algo así en los años 30, mezclada con nacionalismo, y resultó ser una combinación muy chunga. Por otro lado, el modelo más cercano a lo que describe Mason es China, que aunque no es un país democrático porque está dirigido por un partido único, sí es cierto que promueve la libertad de empresa capitalista a la vez que el Estado hace planificación económica y se encarga de montar las infraestructuras básicas para que la economía sea funcional. Es solo una hipótesis, pero parece lógico que los planificadores chinos ya estén haciendo minería de datos del Big Data que generan los «smartphones» de sus ciudadanos-consumidores para prever la demanda y las necesidades de producción en ciertos sectores].

Por la lectura del libro, se trasluce que el obrero vuelve a jugar un importante papel pero esta vez como «infoobrero» conectado en red y mejor informado que el minero huelguista del siglo XIX.

Las tres líneas argumentales de Mason son las siguientes:

1) La planificación económica puesta marcha en la URSS en 1928 fracasó por los motivos expuestos por los economistas occidentales (e incluso soviéticos, luego purgados): la mejor forma de saber la información sobre la demanda y oferta de un mercado es a través de los precios (como apuntó la escuela austríaca). Los planificadores soviéticos no podían acceder a toda la información en tiempo real y cuando la burocracia implementaba su plan ya se había quedado obsoleto. Sin embargo, Mason recuerda que, posteriormente, un economista ruso sugirió que a través de la oferta (la escasez de un producto) se podría deducir la demanda y poder planificar con bastante exactitud. Todo estos inconvenientes han sido superados por el infocapitalismo: el Big Data y el Internet de las Cosas permite tener información en tiempo real de las necesidades del mercado y actuar en consecuencia para evitar la sobreproducción o abastecer donde hace falta. ¿Para qué se necesita planificar? Mason recuerda que, según las estimaciones, para el 2050 la temperatura habrá subido dos grados respecto a la era preindustrial y, si no se frena por las buenas las emisiones contaminantes, los estados tendrían que intervenir.

2) Nos hallamos ante una transformación social tan profunda como la que supuso el paso del feudalismo al capitalismo (descrita por Shakespeare) [Nota del lector: yo añadiría a Cervantes, que en El Quijote se mofa del feudalismo y toda Europa ríe con él]. En el siglo XVI-XVII ya es evidente que ha cambiado la mentalidad de los europeos: los amantes Romeo y Julieta anteponen su amor a la obediencia paterna, el rey Eduardo III no puede pagar las deudas a los banqueros genoveses. Mason dice que si en una novela de Shakespeare apareciese un inventor que trabaja como un loco para patentar un invento (que sí sale en las novelas de Dickens en el siglo XIX), los espectadores isabelinos pensarían que era un obrero cómico porque en aquella época no existe ninguna figura de este tipo. Del mismo modo, y un poco siguiendo el argumento de Mason, si en una serie de televisión del 1985 sale un infoobrero que trabaja gratis nadie entendería muy bien su papel pero sería fácilmente reconocible en el 2016 como un colaborador de la Wikipedia.

3) Otro factor a tener en cuenta por Mason es la evolución del movimiento obrero y el sindicalismo desde el siglo XIX hasta quedar reducido a cenizas con el neoliberalismo de Reagan y Thatcher. La izquierda llegó a la conclusión de que la planificación corregiría los movimientos caóticos del mercado. En el siglo XX, los bolcheviques rusos se dieron cuenta de que los obreros estaban desinformados y no tenían una estrategia clara para alcanzar el poder ni gobernar, pues solo buscaban mejorar sus condiciones laborales, por lo que una élite burocráta dirigió la estrategia, de lo que surgió la URSS, un estado socialista totalitario en un país agrario sin apenas industria. Algunos, como el soviet Alexander Bogdanov, se percataron en 1905 de que el obrero solo podría gobernar en una sociedad altamente informatizada y tecnológicamente avanzada. Fue purgado pero su libro Estrella Roja se convirtió en un best-seller. Mason sostiene que en Occidente, tras años de lucha, obreros y capitalistas llegaron a un equilibrio en 1945 por el que los trabajadores obtenían mejores salarios, menos horas de trabajo, ventajas sanitarias. Durante 30 años, el Estado de Bienestar funcionó estupendamente y generó un crecimiento exponencial de la economia y la población pero desde 1980 empezaron los recortes aplicados por los neoliberales al sector público con la idea de desmantelarlo para buscar nuevos nichos de negocio en la privatización. El sindicalismo fue anulado y dejó de ser un problema para la eficiencia empresarial. La paradoja es que en el 2016 nos encontramos ante otro tipo de obrero: el infoobrero, que trabaja en red y que está conectado con el mundo y permanentemente informado a través de su «smartphone».

Por otro lado, el sindicalismo desde 1975 con el fin de las huelgas que venían sucediendo desde 1960 está desmontado. Grandes pensadores de la izquierda dejaron de pensar en la lucha de clases y se dedicaron a otras cuestiones sociales que ya nada tenían que ver con el control del sistema económico (hambre en el mundo, desigualdad, ecología, feminismo, defensa de colectivos marginados) [nota del lector: es la misma crítica que hace Giddens a la izquierda en La tercera vía ].

Finalmente, Mason dice que ahora no existe propiamente un obrero de la información sino una Humanidad conectada en red que dificilmente renunciará a las ventajas que le proporciona el «todo gratis» de Internet.

4) «El Fragmento sobre las máquinas» que escribió Marx en 1858 y que quedó olvidado en un desván durante cien años se ha vuelto de suma actualidad porque sostiene que el mecanismo del mercado se diluye por la acción del conocimiento social. Mason rescata un capítulo inédito del Capital manuscrito por Marx y olvidado durante un siglo. Se trata de una predicción sobre el capitalismo altamente robotizado. El economista alemán especula sobre un desarrollo del capitalismo hasta puntos en que existe una total automatización de la producción, por lo que los obreros solo se dedican a supervisar las máquinas, arreglarlas o diseñarlas. En una economía así, la fuerza productiva principal sería la producción y la naturaleza del conocimiento insertado en estas debe ser «social». La cuestión ya no sería de los salarios frente a las ganancias sino la de quién controla ese «poder de conocimiento». Supongamos que una programadora hace un «software» para una empresa, que se queda con todas las patentes, pero esta trabajadora conserva en su cerebro todo el conocimiento y puede ser fichada por otra firma. Lo que viene a decir Marx (que no conocía a los programadores web pero si a los operadores de telégrafos) es que con la información sucede que parte del producto se queda en el trabajador, lo cual no sucedía con lo que producían los trabajadores durante la era industrial. Para Marx el capitalismo basado en el conocimiento da pie a una contradicción: concretamente, entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales. «Unas y otras constituyen las condiciones materiales para hacer saltar esa base (del capitalismo) por los aires». Además, añade Mason, este tipo de capitalismo se ve forzado a desarrollar el poder intelectual del trabajador porque incluso reducirá sus horas de trabajo. Y Marx, señala el autor, menciona otro concepto: «el intelecto colectivo» porque al medir el desarrollo de la tecnología estamos midiendo el grado en que el conocimiento social general se ha convertido en fuerza productiva […] bajo los controles del general intellect.

Mason concluye que desde 1945 el crecimiento de Estados Unidos es exponencial, seguido de Europa. No sabemos qué puede traer el infocapitalismo y el postcapitalismo. Cree que el Estado debe acelerar la transición.

Comentarios finales a la obra:


La tesis de Mason entronca en la de autores como Rifkin, el cual ve un mundo maravilloso montado en torno al Internet de las Cosas y otros avances que volverán a generar cosas para el bien común. Pero, tal y como ha devenido la historia humana, de momento las máquinas no han liberado a nadie de seguir trabajando como predicen las utopías ni han permitido que el escaso trabajo se haya repartido entre todos para evitar el desempleo. Todavía no hemos visto al mayordomo-robot llevándote el «daykiri» a la piscina en tus eternas vacaciones. No cabe duda de que el Estado intentará controlar o intervenir en sectores clave de la economía pero eso no parece conducir a un nuevo Estado del Bienestar. El hecho, como dice Mason, de que la economía del todo gratis devendrá en un estado comunitario no acaba de encajar con los hechos observados: no sabemos si dentro de una década todos los periódicos se van a poner de acuerdo para cobrar 10 euros al mes por leer la prensa online… con lo que se desbarataría el argumento. Por otro lado, parece más probable que el infocapitalismo se perpetúe más tiempo con ingeniosas fórmulas para generar ganancias que permitan sobrevivir al sistema en vez de evolucionar a un post-capitalismo.

En la historia que narra Mason del movimiento obrero parece traslucirse que obreros y capitalistas están aliados porque se necesitan el uno al otro para sobrevivir, a no ser que esa alianza se rompa con la automatización total de la industria. Pero entonces, ¿quién compraría los coches?

Por otra parte, ese futuro postcapitalista del que habla Mason no parece tan halagüeño: Estados que usan los Big Data de los ciudadanos para planificarlo todo y que tienen controlada la economía para salvar el medioambiente. Quizás ese sea el camino que está emprendiendo el mundo pero más que a utopía suena a distopía.

«Armas, gérmenes y acero», de Jared Diamond (1998)

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Sociología, antropología cultural, evolución de las sociedades, rentas y riqueza, crecimiento económico

 

Resumen comentado de E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho

 Blogs: http://evpitasociologia.blogspot.com y https://eleconomistavago.wordpress.com

Título: «»Armas, gérmenes y acero»

Subtitulo: Breve historia de la humanidad en los últimos trece mil años»

Título original: «Guns, Germens and Steel»

Autor: Jared Diamond

Fecha de publicación: 1998

Editorial en español: Debate

 

Idea clave: Las sociedades agrícolas produjeron gran cantidad de alimentos, multiplicaron su población, se inmunizaron frente a enfermedades de los animales domésticos y desplazaron a los cazadores-recolectores y ocuparon sus territorios en Asia-Pacífico, en Oriente Medio y en América. Las pruebas son los idiomas nativos que han sobrevivido en zonas culturales homogéneas (como China) y la presencia de animales domésticos.

Resumen exprés: Diamond se pregunta porqué la agricultura se desarrolló antes en el Creciente Fértil y por qué allí surgieron las primeras sociedades asentadas en pueblos, lo que luego impulsó la creación de reinos y religiones y culturas más avanzadas que las cazadora-recolectoras. La explicación es que en la zona de Turquía y Mesopotamia había 21 de las 56 variedades de grano altamente nuDtritivo y facil de cultivar, así como cuatro de los cinco animales domésticos más comunes. En Mesoamérica, California, Australia o Sudáfrica, no existía tal variedad lo que hizo menos atractiva la agricultura y la ganadería. Eso explica que las sociedades agrícolas disparasen su población y que 13.000 años después chocasen dos mundos en América, uno de ellos dotado de acero y gérmenes letales.

 

Asunto novedoso (El gran desplazamiento de población hacia el Pacífico): En los capítulos finales, Diamond explica, a través de los restos de diversas lenguas, que la población negroide de cazadores-recolectores originaria del sur de Asia, Indonesia y Filipinas (similar a la de Nueva Guinea, Australia y Tasmania) fue barrida a partir del año 6.000-1.600 antes de Cristo por agricultores asiáticos del Norte que bajaron desde Taiwan y que llegaron a colonizar la isla de Pascua y Hawai. Para Diamond, este desplazamiento y sustitución de población pudo ser equiparable a la ocupación de América por los europeos. Apenas quedan supervivientes en Filipinas de las poblaciones originarias.

 

Crítica exprés: Desde el punto de vista sociológico, el autor retoma explicaciones antaño desechadas como la influencia del clima o las condiciones orográficas para explicar la evolución de las sociedades y la economía. A nivel estrictamente sociológico, tendría que haberse centrado en otras explicaciones sobre cómo se distribuía la propiedad de las tierras, cómo se estratificaba la sociedad o el grado de apertura comercial. Daimond, al que encuadraría como materialista, señala que primero la gente de los valles más fértiles dominaron los principios de la agricultura y, a partir de ahí, surgieron las ciudades y sociedades sedentarias, aunque él matiza que se ve claramente cómo las sociedades cazadora-recolectoras evolucionaron durante 8.000 años para crear pueblos estables, domesticar las semillas silvestres y animales.

 

Curiosidades: Diamond cuenta que la domesticación de la almendra silvestre fue un trabajo arduo porque la planta original tiene un sabor amargo porque es venenosa debido a su alta concentración de cianuro. También relata que la manzana (y la pera) fue el último fruto silvestre en adaptar al consumo humano en el año 2.500, porque alguien tuvo que descubrir primero que había que hacer un injerto en otro árbol. (Este dato de la domesticación de la manzana es importante para los historiadores de la Biblia, dado que el Génesis concede un especial protagonismo a la manzana).

 

ÍNDICE

 

Primera parte: Del Edén a Cajamarca

 

1) En la línea de salida

2) Un experimento natural de historia

3) Colisión en Cajamarca

 

Segunda parte: Nacimiento y difusión de la producción de alimentos

 

4) El poder de los agricultores

5) Ricos y pobres de la historia

6)Cultivar o no cultivar

7) Cómo fabricar una almendra

8) Manzanas o indios

9) Cebras, matrimonios infelices y el principio de Ana Karerina

10) Horizontes abiertos y ejes inclinados

 

Tercera parte: De los alimentos a las armas, los gérmenes y el acero

 

11) El regalo mortal del ganado

12) Proyectos originales y letras prestadas

13) La madre de la necesidad

14) Del igualitarismo a la cleptocracia

 

Cuarta parte: La vuelta al mundo en cinco capítulos

 

15) La gente de Yali

16) Cómo China se hizo china

17) Lancha rápida a Polinesia

18) Colisión de hemisferios

19) Cómo África acabó siendo negra

 

Epílogo: El futuro de la historia humana como ciencia

¿Quienes son los japoneses?

Epílogo 2003: Armas, gérmenes y acero, hoy

 

RESUMEN

 

 

RESUMEN

Resumen exprés: «La historia siguió trayectorias distintas para diferentes pueblos debido a las diferencias existentes en los entornos de los pueblos, no debido a diferencias biológicas entre los propios pueblos».

 

La introducción: La pregunta de Yali:. ¿Por qué los blancos desarrollastéis tanto cargamento y lo trajisteis a Nueva Guinea pero los guineanos tenemos tan poco cargamento propio? A partir de esa pregunta, gira el libro. ¿Por qué los europeos conquistaron México y no los aztecas llegaron en barcos a Londres y diezmaron, sometieron y exterminaron a los europeos y a los asiáticos? Y ¿porqué hoy Eurasia y sus descendientes tienen el poder y la riqueza y por qué persiste la desigualdad en el mundo?

El lector tendrá su propia respuesta. El autor plantea tres objeciones a contestarla: podría parecer que alguien «comprende» a los invasores y lo justifica, o que esto glorifica a los europeos o que da la impresión de que la «civilización» es buena y el estado industrial mejor y los cazadores-recolectores, unos miserables, por lo que el progreso ha conducido a la felicidad humana.

 

Diamond estudia varias posibles respuestas a la pregunta de Yali:

1) Diferencias biológicas, adaptación y supervivencia de los más aptos y otras explicaciones racistas. El autor replica que los neoguineanos son tan o más inteligentes, despiertos, expresivos que el ciudadano medio (que no ha tenido que sobrevivir a luchas en la jungla) pero otra cosa es el entorno social y oportunidades educativas.

2) Los efectos estimuladores del clima frio que hace que la gente se meta en casa a inventar. Diamond replica que los avances en Europa llegaron de entornos más cálidos como el Creciente Fértil o el Nilo.

3) Factores como las armas de fuego, enfermedades infecciosas, herramientas de acero y productos manufacturas permitieron a los europeos conquistar otros pueblos. Diamond cree que esta respuesta va por el buen camino pero lleva a otra ¿por qué no fueron los aborígenes o africanos quienes primeron usaron armas de fuego y acero?

El autor cree que para hayar una explicación hay que examinar pruebas de genética de cultivos y plantas silvestres, gérmenes humanos y animales, lingüística, arqueología, escritura, etc…

 

Capítulo 1.

El Gran Salto Adelante, hace 50.000 años: es cuando despega la historia humana con el hombre de Crogmanon o moderno: hacen anzuelos con huesos, arcos y flechas, joyas, etc… tenían una tecnología superior y desaparecieron los neandertales (que carecían de la tecnología para hacer frente al frío) desde Europa a Siberia. Para llegar a Australia, usaron embarcaciones hace 35.000 años, fecha en que desaparecen la megafauna austral (como pasó con el moa, dodó, lemúr gigante o ganso hawaiano). La población de América comenzó a gran escala en 11.000 años y se culminó en solo 1.000 años. Luego conquistaron el Ártico en el 2000 AC. La ocupación de las islas del Mediterráneo o de Polinesia e completó antes del 1.000 antes de Cristo, Madagascar en el 800, Islandia en el siglo IX. En torno a 1.500, los exploradores europeos encontraron Las Azores, Seychelles y la Antártida.

Diamond dice que si alguien viajase con una máquina del tiempo al 11.000 AC y se preguntase quién iba a desarrollar armas, gérmenes y acero,  diría que los africanos tenían ventaja de salida, pero los indígenas americanos les superaron en tecnología, Europa iba bien pero Nueva Guinea y Australia eran avanzadas. El viajero del tiempo no podría haber predicho qué sociedad iba a desarrollarse con mayor rapidez.

 

El capítulo 2 estudia el caso de la invasión de las islas Chatham en 1838 por un grupo de maoríes armados con armas de fuego que exterminaron a los pacíficos habitantes morioris que eran cazadores-recolectores y llevaban aislados 800 años. Una tragedia similar a otras.

Diamond examina por qué divergieron maoríes y sus víctimas, los morioris. Para ello estudia la evolución de la colonización de las islas de Melanesia, Polinesia hasta Hawai y Pascua.

 

La colonización de Polinesia fue un experimento a pequeña escala de la expansión de los pueblos agrícolas que terminó en el año 500 aunque las últimas islas fueron pobladas en el 1.000. Los colonos compartían la misma cultura, herramientas y animales domesticados. En la isla de Chatham, el clima no permitía los cultivos maoríes y los colonos volvieron a ser cazadores-recolectores que carecían de especialistas y se volvieron pacíficos. Las diferencias entre los polinesios (había protoimperios pero también tribus aisladas) se explican por el clima (nieve en Hawai y lluvia en Nueva Zelanda), la geología (islas volcánicas o de piedra caliza y restos de Gondwana), los recursos marinos (aguas poco profundas y arrecifes), la superficie (con valles y montañosas), la fragmentación de terreno y el aislamiento de las islas (como Pascua).

La subsistencia de Polinesia dependia de peces, aves terrestres gigantes (exterminadas) y marinas, crustáceos. Los colonos llevaron 3 animales domésticos (pollo, perro y cerdo) pero en muchas islas faltaba uno o dos de estos animales. Los cultivos de secano eran taro, ñames y  batatas, los de regadío eran el taro y los arbóreos (árbol del pan, la banana y el coco). En algunos sitios, hicieron rotación y roza e incendio. En otros, era agricultura intensiva y en Hawai los esclavos construyeron canales de regadío con grandes rendimientos que permitían criar cerdos. También tenían estanques para criar peces. En algunas islas como Anuta llegaron a densidades de población de 400 habitantes por km2. Tonga llegó a crear un imperio de 40.000 habitantes. El autor da la clave: solo con altas densidades de población, los colonos pudieron ser agricultores y producir excedentes para alimentar a los no productores (burócratas, guerreros….) También surgieron especialistas como fabricantes de canoas, cazadores o tatuadores. Tonga controlaba la ruta comercial desde Fiji a Samoa, y Hawai conquistó las cuatro islas más cercanas. Estos ya estaban construyendo grandes monumentos.

Diamond sostiene que todas las diferencias que se aprecian en Polinesia, desarrolladas en solo 3.200 años, son las mismas que surgieron en otros lugares del mundo, aunque en ellos hubo más avances como el uso de metales o la escritura.

 

Capítulo 3

Aquí se habla de la toma de Cajamarca por los soldados de Pizarro en Perú en 1532 y la captura del emperador inca Atahualpa, venerado como un dios-sol. La captura, según Diamond, se produjo porque los incas estaban mal informados sobre el armamento y tácticas de los conquistadores.Diamond reproduce una crónica en la que Atahualpa cayó en una emboscada después de que la caballería de Pizarro (62 jinetes) aterrorizase a sus huestes (80.000 hombres) que venían a prender a Pizarro. Una de las ventajas de los españoles eran las armas de acero frente palos, mazas y hachas, así como armaduras acolchadas. Dice que los únicos indígenas capaces de resistir habian comprado armas de fuego y sabian montar caballos. Diamond dice que no basta con oponer que los conquistadores españoles ganaron gracias a sus aliados indígenas. Las armas de fuego de los europeos destrozaron culturas indígenas a lo largo del mundo en los siguientes siglos. En tiempos de Pizarro, las espadas les daban tanta ventaja que hacían estragos y las cargas a caballo sembraban el terror en la infantería indígena en campo abierto (hasta que aprendieron a tender emboscadas). La transformación de la guerra por el caballo se produjo en el 4.000 AC en el Mar Negro y fue predominante hasta el siglo XX.

Diamond da otra clave: Atahualpa estaba en Cajamarca a causa de una guerra civil por una epidemia de viruela, sarampión, gripe, tifus y peste bubónica, que acabó con el 95% de la población indígena (como en el Misisipi, donde ya no quedaba nadie cuando aparecieron los primeros exploradores europeos). En Sidney, otra epidemia diezmó a los aborígenes en el siglo XVIII y en el XIX, unos náufragos trajeron la enfermedad a Fiji y Hawai. Del mismo modo, la malaria o la fiebre amarilla impidieron la colonización europea.

Otro factor de ventaja es que Pizarro tenía barcos financiados por un poderoso Estado. Los incas eran un estado burocrático pero demasiado centralizado e identificado en el emperador. Otro factor fue la escritura que tenía España y que le permitía informar del terreno a los sucesivos visitantes. No tener escritura impidió a Atahualpa reunir información sobre los extranjeros y cometió errores de cálculo (lo mismo que Moztezuma) porque no creyó que fuesen temibles sino desorganizados, ignorando las conquistas de otros imperios en América Central. Pizarro conocía las tácticas de Cortés que había difundido en libros.

Diamond se pregunta por qué no fueron los incas los que tenían armas de fuego e invadieron Europa. Lo explica en los sucesivos capítulos.

 

Capítulo 4

 

En este capítulo, Diamond arranca con el ejemplo de Montana. [Nota del lector: la situación de Montana volverá a ser estudiada en su libro «Colapso». El ejemplo de Montana como paraíso natural que corre peligro por el cambio climático también es usado por Thomas L. Friedman en su libro «Caliente, plana y abarrotada»] El autor se pregunta cómo pudieron los agricultores llegados de Europa imponerse a los indios cazadores-recolectores, célebres guerreros. La primera conclusión es que la mayor capacidad para producir alimentos significa más población aunque la mayoría de los alimentos disponibles en la naturaleza no valen para comer (venenosos, indigerible, fastidiosos de preparar, díficiles de recolectar o peligrosos de cazar). Por eso, las distintas tribus se centraron en varios animales que cumplían todos los  requisitos para ser domesticados (caballo, asno, yak, reno, camello, dromedario para el transporte asi como la vaca para carros y perro para trineos) y plantas fáciles de cultivar (algodón, lino, cáñamo para vestidos) y productos derivados ( lana de oveja y cabra y llama, alpaca y seda). El caballo fue clave para las conquistas indoeuropeas en la Antigüedad y la guerra de carros fue habitual en China y Egipto. La caballería fue la gran baza de Pizarro y Cortés en América.

Otro factor es que las poblaciones sedentarias son más densas que las recolectoras (porque espacian la maternidad), permiten almacenar los alimentos y esos excedentes derivarlos en impuestos que permiten la especialización de reyes, soldados profesionales y burócratas. Todos estos avances en transporte y alimentación permitieron sustentar poblaciones más densas y centralizadas que las cazadoras-recolectoras. A ello se sumaron los gérmenes que contagió el ganado al humano.

 

Capítulo 5

La siguiente cuestión que se plantea Diamond es porqué, hasta el siglo XVI, no fueron cultivados cereales en zonas aptas para la agricultura mediterránea como California, la pampa argentina, Australia o El Cabo. El autor recuerda que hace 6.000 años, los «graneros» estaban en tierras marginales de Irán e Irak, México, Andes, zonas de China y el Sahel y donde surgió la agricultura de forma independiente. La mayor parte de los otros lugares importaron esos cultivos.

 

 Los yacimientos arqueológicos y la datación mediante carbono 14 (descompuesto en carbono 12) dan una pista sobre el origen silvestre y la evolución de los cultivos desde los últimos 5.700 años. Con las debidas calibraciones técnicas, Diamond calcula que la agricultura empezó hace 13.000 años y se desarrolló en América hace 5.500 años. El siguiente paso es saber dónde se domesticó la planta o animal. Por ejemplo, el garbanzo silvestre proviene de Turquía (hay cultivos de hace 10.000 años) pero India, a donde el garbanzo domesticado llegó hace 3.000 años, produce el 80% de las cosechas mundiales. Algo parecido ocurre con el trigo escanda, cuyo origen está situado en el Creciente Fértil, entre Irán y Turquía, hace 10.500 años. La variedad domesticada llegó a Grecia hace 8.500 años y a Alemania hace 7.000 años. En cambio, el ganado fue domesticado independientemente en India y Europa hace 10.000 años.

Diamond dice que solo está probado el origen de los cultivos en cinco focos: Oriente Próximo, China (río Amarillo y Yangtsé), Mesoámerica, Andes y Amazonia, y este de EE.UU. Habría otras cuatro más en la lista: Sahel, Africa occidental tropical, Etiopía y Nueva Guinea.

 

En estos focos, Diamond sitúa en un «paquete fundador» que incluye los cultivos y ganado aclimatados localmente, domesticados y luego difundidos a otras áreas. El más temprano es el Creciente Fértil hace 10.500 años con el trigo, guisante, aceituna, oveja y cabra. Le sigue China, con arroz, mijo, cerdo y gusano de seda (hace 9.500 años) y Nueva Guinea (caña de azúcar, banana hace 9.500 años pero con interrogantes sobre el origen). El valle del Indo domesticó el sésamo, la berengena, y el gano de joroba hace 9.000 años y Europa Occidental la amapola y la avena hace 8.000 años. En Los Andes hace 5.500 años dominaron la patata, mandioca, llama y cobaya y en Mesoamérica, el maíz, fríjoles, calabazas y pavo en las mismas fechas. En Egipto, hace 8.000 años, el sicómoro, chufa, asno y gato.

 

Todos estos productos, una vez aclimatados localmente se produjeron al máximo nivel en aquellas tierras más fértiles, como por ejemplo el garbanzo silvestre y domesticado de Turquía, que fue cultivado a gran escala en la India. La otra conclusión es que muchos cultivos domesticados fueron difundidos por agricultores foráneos que expulsaron a los cazadores-recolectores de las mejores tierras para cultivarlos. Así se explica la presencia de los ganadores khoi con sus vacas u ovejas muy al sur de África o de ciertos cultivos en el norte.

 

A Diamond también le llama la atención el comienzo brusco de alimentos y de ceramica en el sudeste de Europa (Grecia) y Europa Central (Alemania) que se prueba por la diferencia de esqueletos de agricultores procedentes del sudoeste de Asia (Creciente Fértil) respecto a cazadores recolectores. Todo apunta a una invasión.

En resumen, dice Diamond, solo un número reducido de zonas del mundo desarrollaron la producción de alimentos de manera independiente y lo hicieron en épocas muy diferentes. Algunos cazadores-recolectores aprendieron la agricultura, otros fueron desplazadas por poblaciones agrícolas que tenían una ventaja de salida para desarrollar armas de fuego, gérmenes y acero.

 

Capítulo 6

 

Diamond se pregunta por qué la agricultura surgió en el Creciente fértil hace 10.500 años y no apareció hasta hace 5.000 años en el Mediterráneo o nunca llegó a los indigenas de California o El Cabo.

El autor se plantea si la vida del cazador-recolector era tan «desagradable, brutal y breve» (Th. Hobbes) pues la vida del agricultor obliga a invertir más horas diarias, estaban enclenques y morían antes. Un ejemplo son los aborígenes australianos que no imitaron a sus vecinos de Nueva Guinea. Otros, como en la costa de Alemania, adoptaron la agricultura miles de años después.También existen productores de alimentos que son nómadas y otros que gestionan intensivamente sus tierras. En realidad, los cazadores-recolectores ya practicaban la agricultura pero no todas las plantas valían para ser domesticadas.Todo ello depende de decisiones diarias sobre cómo sacar provecho del tiempo.

 

Diamond sospecha que los primeros campesinos no tenían un modelo del que aprender pero una vez que los cazadores-recolectores vieron a sus vecinos labrar los campos, algunos adoptaron el sistema (como en Europa, primero en el Norte y Centro, y luego poco a poco en el sudoccidental) y otros lo rechazaron (como los aborígenes en Australia) o formaron una economía mixta.

 

Hay cinco factores que inclinaron la balanza hacia el sistema agrícola: 1) el declive de la disponibilidad de alimentos silvestres agravada por la extinción de los grandes mamíferos (por ejemplo, en Nueva Zelanda los maorís intensificaron los cultivos tras la exterminación de los moas) 2) La adaptación de plantas resultaba más ventajosa así como los animales domésticos cuando se agotaron los silvestres 3) La evolución acumulativa de tecnologías para recolectar, procesar y almacenar alimentos silvestres (las hoces de pedernal, cestos o morteros aparecieron en el Creciente Fértil hace 12.000 años) 4) Incremento de la demografía ¿forzó el aumento de la producción? (proceso autocatalítico o de retroalimentación). Eso explica que los agricultores estuviesen peor alimentados que los cazadores-recolectores [Nota del lector: Malthus y Adam Smith lo explica así: cada vez que hay bonanza crece la pblación y la tierra se agota y vuelve la crisis].

Estos 4 factores explican por qué la agricultura comenzó hace 12.500 años y no antes. El 5) es el limite geográfico entre cazadores-recolectores y productores de alimentos, mayores en número. Muchos recolectores adoptaron la agricultura como en el Medirerraneo Occidental y Europa Atlántica. Pero en otras, como Indonesia, Africa Subecuatorial, fueron reemplazados. Solo susbsistieron en Arizona, California, El Cabo y Australia.

 

 

Capítulo 7

 

Las almendras silvestres son malas para la salud pero los campesinos lograron adaptarlas para el cultivo hace 12.000 años, los guisantes hace 10.000, el olivo hace 6.000, y las fresas en la Edad Media. ¿Pero cómo lo lograron nuestros ancestros si carecían de conocimientos de genética?

Diamond sigue la pista de las semillas, muchas transportadas por las aves, a las que atraen con frutos de  brillantes colores. Aquellas especies de plantas que consumieron los agricultores fueron las que germinaron en los vertederos y luego las traspasaron a sus huertos. Los frutos más sabrosos fueron cultivados y alguien encontró una mutación de almendras no amargas ni tóxicas y la cultivó hace 10.000 años y en Grecia estaba domesticada hace 5.000. Las patatas, berzas o judías son otras plantas venenosas domesticadas. Se seleccionaron las que tenían más carne que semilla o porque daba aceite, así como la mostaza, amapola o lino (valiosos por la longitud de su hilo o fibra).

 

Los humanos aprovecharon las semillas mutantes como los guisantes, trigo o cebada cuyas vainas no estallaban y los tallos no rompían. Otra idea fue sembrar los campos para que brotasen de inmediato esas semillas. Y luego seleccionaron cultivos que no necesitaban ser fecundados y crecían solos. El cereal con más éxito fue el trigo en el Creciente Fértil porque las semillas resistían mucho tiempo almacenadas. Luego, hace 6.000 años desarrollaron las aceitunas, higos, dátiles, granadas y uvas, pero tardaban más en dar frutos, lo que solo se pudo hacer cuando la vida era sedentaria. Luego, en China descubrieron la técnica del injerto entre especies distintas (manzanas, peras, ciruelas y cerezas). Luego, se combinaron las cosechas de cereales (alta producción por hectárea) con legumbres (con alto valor proteínico). Finalmente, se incorporaron animales a la siembra de cultivos en el Nuevo Mundo. En América, se apostó por los tubérculos. Otros frutos como las bellotas nunca fueron domesticados [Nota del lector: los romanos hablan de que los celtas se alimentaban de bellotas (¿domesticada?)] Una de las razones es que las bellotas tienen varios genes que intervienen en el sabor amargo por lo que los mutantes no amargos volvían a dar frutos amargos. No hay más que leer a Darwin que habla de cómo se domesticó la uva espina para explicar la selección natural.

 

Capítulos 8 y 9

Estudia cómo se domesticó el ganado en algunos lugares y cómo se desplazó de unas zonas a otras. Diamond tiene en cuenta los ejes de desplazamiento Norte y Sur (más difícil de propagar porque incluye varios climas) y Este a Oeste (es el mismo tipo de clima, lo que facilita la difusión de cultivos y ganado).

 

Capítulos 11

Explica cómo los gérmenes se dispersaron en las poblaciones humanas densas que se hicieron letales para los cazadores-recolectores que no estaban expuestos a ellos como los indígenas de América.

 

Capítulo 12

Explica la evolución de la escritura como copia de los centros primarios donde surgió la idea y como algunos cazadores-recolectores la adoptaron (como la tribu Sequoia)

 

Capítulo 13

Explica la evolución de la tecnología desde sociedades agrícolas que mantenían a artesanos especializados.

 

Capítulo 14

Estudia las estructuras políticas de los cazadores-recolectores en tribus y hordas igualitarias frente a las sociedades jerárquicas de las agrícolas, incluido el «robo a gran escala (cleptocracia)» de los excedentes. La concentración de riqueza en el Estado permitió mantener guerras de conquista y flotas de exploración.

 

Capitulo 15

Estudia la historia de Australia y Nueva Guinea y porqué una siguió siendo cazadora-recolectora y la otra agrícola y más avanzada.

 

Capítulo 16 y 17

Estudia los movimientos de población en China y el Pacífico

 

Capítulo 18

Colisión entre pueblos europeos y americanos como la culminación de dos trayectorias históricas largas e independientes.

 

Capítulo 19

La historia de los movimientos en Africa de los agricultores hacia territorios de los hotentotes y san.

 

Japón

Explica que los cazadores-recolectores de Japón eran más ricos que los campesiones de Corea pero que, probablemente, estos invandieron las islas y las gobernaron tras una transición.

 

 

 

 

(seguirá el resumen)

 

 

COMENTARIOS DE OTROS AUTORES SOBRE EL LIBRO Y SUS TEORÍAS

 

Críticas a Jared Diamond en el libro «¿Por qué fracasan los países?», de Daron Acemoglu y James A. Robinson (2012)

 

Los autores Daron Acemoglu y James A. Robinson (2012) descartan la teoría del ecologista y bíólogo Jared Diamond y su hipótesis geográfica sobre la distribución de la riqueza (los trópicos son pobres por tener agricultura improductiva y las tierras templadas del norte, ricas). Este habla en su libro «Armas, gérmenes y acero» (2005) de que algunas especies de animales y plantas no pudieron ser domesticadas y otras no existían, por ejemplo, en América. Donde avanzó la agricultura, hubo más avance tecnológico y político que en las sociedades de cazadores-recolectores. Las distintas intensidades de agricultura habría originado sociedades más ricas (por ejemplo, el Creciente Fertil) que otras (aborígenes de Australia). Pero Acemoglu y Robinson creen que esto no se puede generalizar para explicar la desigualdad moderna. La teoría de estos autores es que la renta media de los habitantes de los antiguos imperios  inca y azteca apenas era menos del doble que la de un español de la época mientras que ahora es seis veces más que la de un boliviano o peruano [hablamos de 2008, antes de la crisis]. Es decir, cuando los nativos adoptaron las técnicas agrícolas europeas, la brecha económica debería haberse acercado y ahora es tres o cuatro veces mayor. Por eso, creen que la diferencia  económica hay que explicarla como un posterior reparto desigual de las tecnologías. Mientras España se sumó «con retraso» a la tecnología del vapor y luego a la de información, en los países andinos, la adopción de estos nuevos modos de producción fue mucho más lento. Los autores dicen que Diamond no logra explicar por qué pasa esto ni encajarlo en su modelo. Y también se pregunta cómo imperios prósperos como el inca o el azteca, más ricos que las tribus indias de Norteamérica, pasaron a ser más pobres 500 años después. La explicación es que EE.UU. adoptó con entusiasmo las nuevas tecnologías, educación y ferrocarril, todo lo contrario que Sudamérica. Es lo que sería una especie de «suerte inversa» o «revés de la fortuna» que sugieren que fue creada por las instituciones que impusieron los colonos europeos.

Los autores concluyen que «la desigualdad del mundo es, en gran medida, el resultado del reparto y la adopción desiguales de la tecnología, y la tesis de Diamond no incluye argumentos sobre este asunto». Añaden que el argumento de Diamond que trata de la desigualdad continental no permite explicar la variación en los continentes, parte esencial de la desigualdad del mundo moderno. Por ejemplo, no explica por qué la revolución industrial no surgió en Moldavia o por qué India y China, con grandes riquezas agrícolas y ganaderas, tienen tantos pobres. Comparando un mapa de frecuencia de especies de ganado y planta, la mayor concentración debería corresponder a Eurasia pero en este continente hay muchas desigualdades como Inglaterra comparada con Tayikistán. Y recuerdan que las tecnologías como el hierro fundido o las primeras ciudades, que surgieron en Turquía o Irak, situadas geograficamente en inmejorable lugar, no les dieron ventaja a estas zonas, sobre todo, cuando cayeron en manos del Imperio Otomano. Fue la expansión de este imperio y no la geografía lo que determinó que fuesen más pobres que otras zonas continentales. Y finalmente puntualizan que las diferencias geográficas no ayudan a explicar por qué China o Japón se estancan durante largos periodos de tiempo de su historia y luego inician un rápido proceso de crecimiento.

 

 

«Las contradicciones culturales del capitalismo», de Daniel Bell (1979)

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viernes, 29 de junio de 2012

«Las contradicciones culturales del capitalismo», de Daniel Bell (1979)

 
Sociología, estructura ecónomica, sociedad industrial, cultura de masas

Resumen, comentarios y anotaciones de E.V.Pita, licenciado en Derecho y Sociología

Título: «Las contradicciones culturales del capitalismo»
Título original: «The Cultural Contradictions of Capitalism»

Autor: Daniel Bell

Fecha de publicación: 1979

Editorial en español: Alianza Editorial

Texto de la contraportada: «Para Daniel Bell – profesor de la Universidad de Harvard y figura eminente de la sociología mundial – el sistema capitalista necesita la expansión continua del principio de racionalidad para resolver los problemas de organización y eficacia que el funcionamiento de la economía exige. Pero, simultáneamente, la cultura del capitalismo acentúa cada vez más valores de signo opuesto, tales como el sentimiento, la gratificación personal y el hedonismo, respuesta reactiva a la vieja ética puritana de orden y trabajo que acompañó al ascenso de la burguesía. Las contradicciones culturales del capitalismo nacen, precisamente, del choque entre ambas tendencias orgánicas, que ponen en grave riesgo la coherencia y estabilidad de la civilización occidental. Dividida en dos grandes secciones («El doble vínculo de la modernidad» y «Los dilemas de orden político»), la obra prolonga el análisis ya iniciado en «El advenimiento de la sociedad industrial» (AU 149), con la que se halla íntima y dialécticamente vinculada. Si el anterior volumen describía los rasgos característicos de esa formación social en nacimiento, el objeto de la nueva investigación es la naturaleza y la estructura de la cultura burguesa, sus relaciones con los profundos cambios que se están produciendo en las sociedades industriales avanzadas y el papel decisivo que desempeña en la crisis general del sistema. Porque la sociedad moderna no es un sistema organizado por un solo principio, sino que constituye la amalgama de tres ámbitos diferenciados, articulados por criterios axiales de signo contrario: la estructura tecnoeconómica, regida por la eficiencia; el orden político, orientado hacia la igualdad, y la cultura, dirigida hacia la autorrealización».

ÍNDICE

Introduccion: la separación de ámbitos.

Parte primera: el doble vínculo de la modernidad

Capítulo 1: Las contradicciones culturales del capitalismo

Capítulo 2: Las escisiones del lenguaje cultural

Capítulo 3: La sensibilidad del decenio de 1960

Capitulo 4: Hacia la gran instauración: la religión y la cultura en una era postindustrial

Parte segunda: Los dilemas de orden político

Nota introductoria: De la cultura al orden político

Capítulo 5: La América inestable; factores transitorios y permanentes de una crisis nacional.

Capítulo 6: El hogar público: sobre la «sociología fiscal» y la sociedad liberal.

Resumen:

Dice que el postindustrialismo ha generado cambios exclusivamente en el orden tecnoeconómico pero no en el cultural ni político.

Capítulo 5

En este capítulo, Bell proyecta el futuro de Estados Unidos desde 1979 al 2000 y no va desencaminado. En primer lugar, anticipa el auge de las multinacionales, que escapan a cualquier control, y la expansión de la economía internacional. Después, predice la supuesta decadencia comercial de EE.UU. como potencia hegemónica, el colapso de la URSS por pérdida de legitimidad de sus líderes y estancamiento económico, y la desmembración de Yugoslavia a la muerte de Tito. Sugiere problemas con el clima pero no de la envergadura actual. Tampoco anticipa la era de los ordenadores ni Internet, el invento que ayudó a la balanza comercial de EE.UU.

Capítulo 6

Este capítulo sobre el hogar público y la fiscalidad es el más interesante a día de hoy porque explica los puntos débiles del Estado de Bienestar, del elevado déficit público y el apalancamiento como forma de facilitar el consumo a todos los ciudadanos y cómo finalmente los Estados se ven obligados a rescatar a los bancos y dirigir una economía de tipo corporativo.
En primer lugar, la fiscalidad tiene un límite. Dice que aumentar los salarios un 10% a lis trabajadores de una fábrica solo supone subir el 3% de los costes pero incrementar el salario un 10% a los funcionarios es aumentar los costes un 7%. Por tanto, en una economía basada en los servicios habrá una alta inflación que perjudica a la clase media.
Por otro lado, los votantes exigen políticas igualitarias para que todos tengan educación superior gratuita, asistencia social, etc… que generan un gasto fiscal hasta límites insostenibles. Y aquí viene lo mejor: ante la incapacidad del Estado de financiar todas estas demandas, emprenden políticas monetarias que facilitan el crédito y el apalancamiento. [ Nota del lector: Esto es lo que ha permitido que un banco conceda un crédito a una persona con escasos ingresos para comprarse una casa]. Siguiendo la misma línea argumental, al final el Estado se ve obligado a intervenir contra la inflación o, si hay recesión, contra la deflación ( que genera desempleo ) mediante controles de precios y férreas medidas para evitar la evasión de capitales. Aunque Bell escribió estas líneas en 1979, prácticamente describió la crisis del Estado de Bienestar que adopta medidas para que el sistema capitalista tire del crecimiento económico.

(en breve continuará el resumen

«Principios de economía política y tributos», de David Ricardo (1821)

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Sociología, economía política, estructura económica

 

Resumen, anotaciones y comentarios de E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho.

 

Título: «Principios de Economía Política y Tributación»

Título original: «On the Principles of Political Economy and Taxation»

 

Autor: David Ricardo

Fecha de publicación: 1817

 

En español: Fondo de Cultura Económica, 1959, 1973

 

Texto de la contraportada:

«Principios de economía politica y tributación constituyen el núcleo central de la obra de David Ricardo (1772-1823), pues en sus páginas estudia sistemática y ordenadamente los diversos temas que integran la Economía Política. Su importancia fue reconocida desde el primer momento; reeditada dos veces en vida del autor, en 1819 y 1821, desde su aparición suscitó numerosos comentarios en su país y en el extranjero. Sus análisis de valor, de la renta, de la oferta y la demanda, de la mano de obra, del comercio exterior, en suma, de los capítulos que integran la Economía Política clásica, han sido considerados desde entonces no sólo como un tamiz de todo conocimiento previo sino como culminación teórica de una época entera de la historia económica. El brillante grupo de economistas que integraba su círculo – Malthus, Mill, McCulloch, Torrens, Tooke y Trower figuran entre los sobresalientes- a veces discrepa de sus opiniones pero siempre lo reconoce como su portavoz y lo alienta a poner por escrito su pensamiento; así nacen, partiendo de un Ensayo inicial que tiene por objeto estudiar la influencia del bajo precio de los cereales sobre las utilidades del capital (1815); los Principios de economía política y tributación (1817), después de dos años de esfuerzo, meditación y dedicación constantes.»

 

ÍNDICE

 

Capítulo 1. Sobre el valor.

Capítulo 2. Sobre la renta.

Capítulo 3. Sobre la renta de las minas.

Capítulo 4. Sobre el precio natural y el precio de mercado.

Capítulo 5. Sobre salarios.

Capítulo 6. Sobre las utilidades.

Capítulo 7. Sobre comercio exterior.

Capítulo 8. Sobre los impuestos.

Capítulo 9. Impuestos sobre materias primas.

Capítulo 10. Impuestos sobre la renta de la tierra.

Capítulo 11. Diezmos

Capítulo 12. Impuesto predial

Capítulo 13. Impuestos sobre el oro.

Capítulo 14. Impuestos sobre viviendas.

Capítulo 15. Impuestos sobre las utilidades.

Capítulo 16. Impuestos sobre salarios.

Capítulo 17. Impuestos sobre artículos distintos de la materia prima.

Capítulo 18. Impuestos de pobres.

Capítulo 19. Sobre los cambios repentinos en los canales de comercio.

Capítulo 20. Valor y riqueza, sus propiedades distintivas.

Capitulo 21. Efectos de la acumulación sobre las utilidades del interés.

Capítulo 22. Primas a la exportación y prohibiciones a la importación.

Capítulo 23. Primas sobre la producción.

Capítulo 24. Doctrina de Adam Smith acerca de la renta de la tierra.

Capítulo 25. Del comercio colonial.

Capítulo 26. Del ingreso bruto y del ingreso neto.

Capítulo 27. De la moneda y de los bancos.

Capítulo 28. Del valor comparativo del oro, de los cereales y del trabajo en los paises ricos y pobres.

Capítulo 29. Impuestos pagados por el productor.

Capítulo 30. De la influencia de la oferta y la demanda sobre los precios.

Capítulo 31. De la maquinaria.

Capítulo 32. Opiniones del señor Malthus sobre la renta.

 

Comentarios previos del lector.

 

El interés de David Ricardo es que, además de ser un importante teórico del mercado del siglo XIX, es un autor que sigue vivo o lo han resucitado. En libros tan recientes como «La Tierra es plana», de Thomas L. Friedman, (2005) sobre cómo competir en un mundo globalizado, las recetas de Ricardo vuelven a la palestra. Por ejemplo, Friedman resalta su teoría de la ventaja competitiva para exportar lo que mejor sabe hacer un país e importar lo que mejor saben hacer otros países, algo que se puede aplicar en un mercado libre y global.

 

RESUMEN

 

Capítulo 1.

(continuará el resumen)

«El fin de la pobreza», de Jeffrey Sachs (2005)

with one comment

Scciología, estructura social, estructura económica, cambio social

 

Resumen con anotaciones de E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho.

 

Título: «El fin de la pobreza»

Autor: Jeffrey Sachs

Fecha de publicación: 2005

 

[Nota del lector: El interés por Jeffrey Sachs surge de la mención que hace Naomi Klein en su libro La doctrina del shock. Esta relata que el gobierno boliviano contrató a Sachs para borrar de un plumazo la hiperinflación, lo que consiguió subiendo los precios (al dejarlos libres) y otras reformas de la seguridad social. Sachs venció a la hiperinflación pero su receta provocó miles de despidos. Klein lo cataloga como un neoliberal al estilo de Friedman pero él se presenta en su libro «El fin de la pobreza» como un tipo sencillo que viaja con vaqueros y camiseta a visitar poblados míseros de Africa junto a Bono, el cantante de U2. ¿A quién creer? La lectura del libro nos sacára de dudas]

 

Otros críticos de Sachs son Banerjee y Duflo, en 2012, que cuestionan los grandes y millonarios programas Millenium de Sachs en los que invierte un millón de dólares en una aldea africana a la que dotan de vacunas, ordenadores o fertilizantes y electricidad. Banerjee se pregunta si realmente estas inversiones eliminan la llamada trampa de la pobreza de gente que vive con un dólar al día o si es necesario ver si los afectados pueden progresar con un poco de fertilizante extra y un poco de ahorro.

 

 

Sachs empieza su libro diviendo los países en cinco categorías: los de extrema pobreza (1.000 millones de personas), los pobres (2.000 millones), la clase baja (2.000 millones) y la clase media y rica (1.000 millones).

De extrema pobreza pone como ejemplo a Malawi, cuya población sobrevive debilitada por el sida. El presidente quiso conseguir 200.000 vacunas contra el sida pero los organismos internacionales, según Sachs, regatearon hasta concederle 25.000, una victoria pírrica.

 

De país pobre el ejemplo es Bangladesh, castigado por guerras y catástrofes naturales pero que ha sobrevivido con el trabajo asalariado en talleres textiles. Aunque cobran poco y trabajan mucho, las mujeres encuestadas, dice Sachs, están muy contentas de haber huido de una vida en el campo sometidas. Tienen menos hijos. Reciben microcréditos colectivos, con escasa morosidad.

 

De pais de clase baja, pone la India, donde muchos hindús han logrado empleos en sector de las nuevas tecnologías. Cobran un salario que les da para alquilar una casa y comprarse un scooter. Ellos pueden soñar con ahorrar y mejorar su suerte.

 

De país de clase media baja, está China, que ha logrado generar mucha riqueza en 25 años y ya cuenta con asalariados que disponen de lo último en teléfonos mòviles y que compiten por buenos trabajos.

 

De país de clase media y alta, estaría los países del Oriente Próximo y Europa y América. Es una sexta parte de la población privilegiada. Sachs admite que parte de la riqueza proviene del colonialismo pero también de su sistema generador de riqueza, algo que es un fenómeno global que continúa en ascenso desde hace siglo y medio.

Segun las estadísticas, la mayoría de las poblaciones del mundo han incrementado su población pero también su riqueza desde 1800. El crecimiento es del 0,7% en África y del 1,7% en Estados Unidos, lo que explica que un africano gane 1.200 dólares al año y un americano 25.000 o más. Esto se debe a que Norteamérica y otros países europeos experimentan un elevado crecimiento anual desde hace 150 años.

 

Luego, pasa a buscar las causas de la pobreza en los paises.

Por un lado, algunos países viven en zonas apartadas geográficamente que dificultan el comercio, otros están asolados por graves enfermedades como la malaria, otro tienen economías cerradas…

 

[Nota del lector: Sachs insiste mucho en atribuir a las condiciones geográficas o el clima como causa de la pobreza pero, como sociólogo, creo que este es un error típico de quienes no han estudiado sociología. La idea general es que los países calurosos o montañosos están más subdesarrollados que los costeros o llanos, que facilitarían el comercio, pero la teoría sociológica de manual dice que hay factores mucho más importantes que el clima o la orografía y que están relacionados con la estructura social, la propiedad de la tierra y los recursos, etc…]

 

 

Bolivia

Sachs cuenta su papel en la lucha contra la hiperinflación en Bolivia en 1985.

Estudió a Keynes y llegó a la conclusión de que la hiperinflación en Alemania se eliminó en un día. En Bolivia, los partidos gobernantes le pidieron consejo y lo que hizo fue liberalizar el precio del petróleo, que subió de golpe y llenó los ingresos de las arcas del Estado, que pudo afrontar sus pagos de préstamos. En una semana, no había hiperinflación aunque le siguió una grave crisis por el cierre de minas de estaño por un bajón en la demana y más pobreza. Estonces se reunió con el FMI y les dijo que Bolivia no iba a pagar su deuda externa a lo que el FMI respondió que iban a hablar con su jefe, que era un directivo de un gran banco. Ante la amenaza de revelar a Bolivia que el FMI obraba al dictado de la gran banca, el FMI se hizo el sueco cuando Bolivia dejó de pagar. Luego, se dedicó a exportar productos, incluso convenció a los terratenientes de que tenían que pagar impuestos y relanzar la economía, aunque el crecimiento fue un poco flojo.Como dice Sachs, había muchas goteras.

 

Polonia

 

Su siguiente misión fue liberalizar la economía de Polonia en 1989, tras el ascenso de Solidaridad. Su idea era convertir a Polonia en país europeo «normal» y tomó como ejemplo a España, que pasó de un régimen autártico con Franco a una economía moderna ya en los años 70 y profundizó en sus reformas. En 1955, la renta per cápita de Polonia era de 700 dólares y la de España de 400. En 1989, España estaba dentro de la UE y cuatriplicaba la renta polaca.

En los siguientes capítulos, Sachs describe su experiencia en 1989 para implantar el libre mercado en Polonia, lo que fue aceptado por los políticos, como Walesa. Eso llevó a que en 1992 la economía volviese a estar en marcha.

 

Rusia

No ocurrió lo mismo en la URSS de Gorvachov, luego independizada como Rusia. Dice Sachs que Rusia era un país o un imperio tremendamente complejo, inmensamente más complicado y con decenas de variables más que en Polonia. Su industria era obsoleta e incompatible con la Occidental, el personal no estaba cualificado como otros países del Este. Además, Rusia duplicó su deuda externa en los años 90 y estaba al borde del colapso. El presidente Yeltsin logró convertir al país en una democracia pero cuando Sachs propuso sus reformas para liberalizar los mercados fueron rechazadas o ignoradas por el ala contraria a las reformas liberales. Dice que en Rusia, la posterior privatización de las empresas públicas fue desastrosa porque los bienes estatales acabaron en manos de oligarcas y que las reformas democráticas fueron nominales porque lo que funcionaba era el colegueo entre empresarios y funcionarios que malvendían las empresas públicas a sus amiguetes a cambio de financiar su campaña electoral. Sachs cuenta en su libro que quedó escaldado de su mala experiencia y sus consejos de una liberalización del mercado no fueron seguidas por los políticos rusos. En tiempos de Gorbachov, este no logró apoyo económico del G-7 y, según Sachs, porque Occidente prefería un país con crecimiento estancado porque Rusia no iba a entrar en la OTAN ni la UE. El resultado de la mala gestión rusa es un estacamiento económico durante los años 90 y 2000.

 

[Nota del lector: para tener otra versión de la transición del comunismo al capitalismo en Rusia entre 1989 y 2000 se puede leer «El malestar en la globalización», de Joseph Stiglitz].

 

China

 

Sachs trata en el siguiente capítulo el regreso al capitalismo de China tras la muerte de Mao y a partir de 1978. Dice que esta gran nación aventajaba tecnológicamente a Occidente en el medievo pero que se estancó durante 500 años, tras la exitosa flota de 1435, y cerró sus puertos que abrió en la década de 1840 por la presión de Inglaterra durante la guerra del opio. «Es como si Colombia declara la guerra a Estados Unidos para que le deje vender cocaína en su territorio», comenta en su libro. El caso de China es el ejemplo del rápido crecimiento. Primero, reformó las tierras de labranza para que los labriegos tuviesen un espíritu capitalista y produjesen más alimentos. Luego, fomentó la emigración a las ciudades, un viejo truco para estimular el crecimiento. En los años 80, ya estaba creciendo al 8-10%, tendencia que se mantuvo en los años 90. El siguiente paso fue la privatización de empresas públicas pero, al contrario que en Rusia, China se reservó las empresas estratégicas y otras solo las privatizó parcialmente, de forma que continuó ingresando dinero. Respecto a la deuda externa, China apenas se endeudó. En el año 2000, China se había convertido en una nueva potencia industrial y Sachs cree que al igual que Corea y Taiwan acabará por convertirse en un país democrático que respeta los derechos humanos. La razón es que en Tianamen, en 1989, los ciudadanos que protestaban no estaban en contra del sistema comunista de partido único sino que querían tener el mismo bienestar que en Occidente, lo que poco a poco, se ha logrado y China ha sacado a millones de personas de la pobreza.

 

India

 

El siguiente país en analizar es India. En este caso, Sachs recuerda que fue el único país conquistado por una multinacional (la compañía británica de las indias orientales) en el siglo XVIII y cuya administración corrió a cargo de la corona británica hasta 1945. Tras la independencia, Nehru optó por una política planificada socialista que le llevó al estacamiento, según Sachs. Pero en los años 60, la India se benefició de la revolución verde que disparó la produción de alimentos y libró al país de las hambrunas aunque no de la extrema pobreza de la población. Sachs reconoce que hubo una sorpresa: la India apostó por la educación y logró crear núcleos de desarrollo informático y tecnológico, el más conocido es Bangalore, que, en los años 90 y 2000 atrajeron a multinacionales como Microsoft para reducir costes. La India, gracias a sus conocimientos de inglés, se benefició de la deslocalización y, tras abrir sus mercados, comenzó a crecer al 8 y 10%, lo que ha creado incluso una clase media.

 

Africa

 

En la parte final del libro, Sachs se centra en los países africanos, la mayoría sumidos en la extrema pobreza. Este rechaza las acusaciones de que sus gobiernos son corruptos o ineptos y que las ayudas del FMI o Banco Mundial se pierden, o que las condiciones geográficas desaconsejan las inversiones. Sachs cree que hay otras razones de mucho más peso como las enfermedades, como la malaria y el sida, que acaban con poblaciones enteras y a los supervivientes, los sumergen en la trampa de la pobreza, un ciclo por el que los rendimientos e ingresos son más escasos, lo que conlleva menos inversiones y por tanto, al año siguiente, menos producción e ingresos. Para salir de esta trampa de la pobreza solo hace falta…una inyección de capital. Según los cálculos que hizo Sachs, un país de un millón de habitantes cuya renta per cápita sea de 300 dólares está condenado a la trampa de la pobreza pero si recibe una ayuda suplementaria del FMI de 300 dólares más, habrá conseguido ahorrar.

 

Proyecto Objetivos del Milenium

 

Sachs habla del proyecto Objetivos del Milenium, un proyecto de la ONU para erradicar la extrema pobreza en el 2025 y evitar millones de muertes por hambre y enfermedades que en Occidentes ya están eliminadas. Pero el problema es que el FMI y el Banco Mundial no cuentan con donantes suficientes o son reacios a dar más dinero a los países africanos para combatir estas enfermedades, según los reproches de Sachs. Este sostiene que el FMI no debe dar la ayuda que piden los países con extrema pobreza sino la que necesitan, que posiblemente sea más. Y, al puro estilo keynesiano, recuerda que todo dólar invertido en infraestructuras tiene un efecto multiplicador.

 

Aldea de Kenya

 

Habla de su experiencia como asesor en una aldea de Kenya, donde faltaban mosquiteras para combatir la malaria y un médico para aconsejar sobre el sida, tampoco había pozos para el agua ni escuelas. Esos cinco factores son clave para salir de la pobreza: eliminar las enfermedades que debilitan o matan a la población (usando métodos baratos como las mosquiteras), dotar a las aldeas de un experto en sanidad, letras o mecánica que haya sido formado durante un año, hacer obras hidráulicas e invertir en infraestructuras que impliquen a varios países para acercar los productos del interior a los mercados de la costa. La concesión de microcréditos a las mujeres, como prestar un teléfono móvil a una aldeana para que cobra cuotas para amortizar su compra.

 

Sachs advierte que someter a la población a copagos en la sanidad o educación, o las mosquiteras, no funcionará porque quienes viven en extrema pobreza carecen de dinero para comer, por lo que mucho menos lo van a gastar en mosquiteras o anticonceptivos contra el sida, por lo que al final caen enfermos y mueren.

 

En los últimos capítulos menciona las soluciones que dieron los bondadosos ilustrados del siglo XVIII, Adam Smith o Kant, entre otros.

También habla de lo que debería hacer EEUU y dice que el gasto militar es 30 veces más que la ayuda exterior y asegura que la pobreza extrema es un peligro para la seguridad exterior de EEUU porque esa población depauperada suele ser caldo de cultivo para los extremismos. Por tanto, el contribuyente quizás estuviese dispuesto a pagar más impuestos a cambio de resolver el hambre en el mundo y mejorar su seguridad exterior.

También echa por tierra las excusas que dan algunos países ricos o el FMI para justificar su tacañería en base, según Sachs, a falsos mitos como la mala gestión de esos países pobres por culpa de sus corruptos gobernantes o el despilfarro de los recursos que ponen a su disposición.

 

Objetivos 2025

En los capítulos finales, Sachs propone que en el año 2025 se termine con la extrema pobreza en el mundo. Para ello, propone reformar el FMI y el Banco Mundial, para que vuelvan a ser lo que eran en sus inicios, aumentar las ayudas, potenciar la ONU y otras cuestiones ya tratadas en el resumen como la eliminación de enfermedades (con vacunaciones masivas) o la concesión de microcréditos.

 

[Nota del lector: casualmente estoy leyendo simultáneamente a Malthus que también habla de resolver la pobreza pues nadie se explica a dónde se va todo ese dinero que donan los ricos, pero Malthus dice que si a todos los pobres de Inglaterra les dan 3 chelines diarios (una pequeña fortuna) no habría suficiente carne y trigo para todos los habitantes del país, los precios subirían y solo comerían bien los que pagasen más]

 

[Nota del lector: leí a Sachs tras tener noticia de él a través de los textos de Naomi Klein, quien dice que allí donde asesora a un gobierno se instaura un régimen neoliberal que empobrece a la población, pero los argumentos que da en su libro parecen razonables y bienintencionados.]

 

[Nota del lector: alguna tormenta de ideas que se me ha ocurrido tras leer este libro. Si los médicos tienen un juramento hipocrático en el que se comprometen a velar por la salud de su paciente, los economistas deberían tener otro en el que se comprometen a destinar parte de sus esfuerzos teóricos a buscar formas de paliar el hambre en el mundo].

 

(fin del resumen)

 

Lecturas complementarias

Además de La doctrina del shock, que critica a Sachs, existen otros libros que mencionan al autor y analizan sus teorias.

 

«Economía Mundial», de Jaime Requeijo. (pp. 164) Este dice que hay tres tipos de opiniones sobre la ayuda 1) La ayuda es necesaria, y sin ella, no será posible superar la pobreza. En ella, Requeijo encuadra a Sachs, dirigentes de paises desarrollados, Bush y Kouzimi, artistas como Bono o Geldof y la ONU.

Las otras dos son: 2) la ayuda se pierde en el laberinto democrático (Easterly: El cártel de las buenas intenciones) 3) la ayuda no ha servido para impulsar el desarrollo de las zonas más pobres (Peter Boone (dilató el tamaño del servicio público) y Fredik Erixon (los países no destinan el dinero a inversiones adicionales sino que mantienen su nivel de inversión).

 

Requeijo también menciona dos conceptos: la trampa de la pobreza (por sí solos, los países no podrán superar su condíción de subdesarrollados, porque el nivel de subsistencia no permite ahorrar ni invertir, solo la ayuda externa podrá superar ese estadio y mejorar de forma continuada los niveles de vida). Implica bajas tasas de ahorro, escasa recaudación fiscal, poca inversión extranjera, conflictos violentos, éxodo de cerebros, rápido crecimiento demográfico, degradación ambiental y escasa innovación.

 

El Proyecto del Milenio de la ONU, cuyo director es Sachs: quiere reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas con renta inferior a un dólar por día y también las personas que padecen hambre.

Los países colaboradores adoptarían un triple compromiso: 1) aumentar la ayuda oficial al desarrollo hasta alcanzar el 0,7% del PNB en 2015, 2) abrir sus mercados a la exportación de los paises en desarrollo en el marco de la Ronda Doha y 3) apoyar la investigación científica que permita atender las necesidades de los países más pobres (salud, agricultura, medio ambiente).

 

[Nota del lector: tras la recesión del 2008-2014, supongo que será dificil que los paises desarrollados mantengan sus compromisos de ayuda y mucho menos que abran sus mercados a la importación]

 

 

Críticas a Sachs de otros autores

 

Sobre su proyecto «Milenium»

En el libro «Adáptate», de Tim Harford.

En su libro Adaptate, Harford analiza diversos proyectos de desarrollo para ayudar a las comunidades tribales de África. Cuestiona ideas como el proyecto Milenio de Sachs y su teoría de las «sinergias» porque Harford apuesta por los estudios experimentales que mide el grado de corrupción de una sociedad o la influencia de los libros de texto, las pizarras y las medicinas antiparasitarias (las enfermedades generan absentismo escolar). Es el modo científico de ensayo y error que permite saber qué proyecto va a resolver realmente un problema determinado sin dar palos de ciego ni despilfarrar las donaciones.

 

Críticas a Jeffrey Sachs

En el libro «¿Por qué fracasan los países?», de Daron Acemoglu y James. A Robinson

 

La teoría de que los países cálidos son intrínsecamente pobres a pesar de contradecirse por el reciente y rápido avance económico de países como Singapur, Malasia y Botsuana todavía es defendida enérgicamente por algunas voces como la del economista Jeffrey Sachs. La versión moderna de esta idea hace énfasis no en los efectos directos del clima en el esfuerzo a la hora de trabajar o pensar, sino en dos argumentos adicionales: en primer lugar que las enfermedades tropicales sobre todos malaria tienen consecuencias muy adversas para la salud y productividad del trabajo. además el suelo tropical no permite desarrollar una agricultura productiva. Pero la desigualdad mundial no se puede explicar mediante climas o enfermedades. Pone como ejemplo la frontera que divide Nogales en México y EEUU.

«Algo va mal», de Tony Judt

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Materia: sociología de la estructura social, cambio social, política económica

Resumen y comentarios: E.V.Pita (2011)

Título: «Algo va mal»

Titulo original: «Ill fares the Land»

Autor: Tony Judt

Editorial: Taurus

Publicación: 2010

CAPÍTULOS

-Introducción. Guía para perplejos.

Cap. 1 – Cómo vivimos ahora.

Cap. 2 – El mundo que hemos perdido.

Cap. 3 – La insoportable levedad de la política

Cap. 4 – ¿Adiós a todo esto?

Cap. 5 – ¿Qué hacer?

Cap. 6 -¿Qué nos reserva el porvenir?
Resumen: en los primeros capítulos, Judt explica que desde 1980, el Estado [socialdemocrata protector que surgió tras la Gran Depresión] se disuelve frente a una oleada de neoliberalismo que privatiza los servicios públicos al entender que no son rentables ni eficaces y que es mejor que los regule la «mano invisible del mercado».

Centra el problema en que la política ya no se hará en función de más Estado o más mercado, sino en qué tipo de Estado quieres, si muy intervencionista o el actual de bienestar.

También examina las diferencias entre Estados Unidos, individualista y con bajos impuestos, y Europa, socialdemócrata y con impuestos retributivos de la renta.

La cuestión es que desde los años 80, las desigualdades sociales, según Judt, han aumentado debido a esta política más centrada en el esfuerzo individual que en el colectivo.

La frase clave del libro es: «La nueva generación siente una honda preocupación por el mundo que va a heredar. Pero esos temores van acompañados de una sensación general de frustracción: nosotros sabemos que algo está mal y hay muchas cosas que no nos gustan. Pero ¿en qué podemos creer, qué debemos hacer?»

Anotación bibliográfica: muestra unas estadísticas que relacionan desigualdad de la renta y homicidios, transtorno mental y gasto en sanidad y esperanza de vida. Están extraídas de Wilkinson y Pickett, «The Spirit Level».

En el capitulo 1, Judt dice que la economía clásica consideraba que el individuo siempre adoptaba decisiones económicas racionales conforme a su interés y que busca la maximización del beneficio y que vinculaba libertad a libertad financiera, pero esto lleva a evaluar las decisiones con un vacío moral. Se pregunta qué pasa con otras componentes que influyen en el comportamiento como el altruismo o la colaboración gratuita.

Nota del lector: en Internet, vemos que hay altruismo y colaboración, donde el rendimiento

económico es cero. Efectivamente, no hay rentabilidad.

Capítulo 2.

Judt recuerda los grandes desastres de l914 a 1945, lastrados por dos devastadoras guerras, epidemias, dictaduras o cracks financieros. Dice que en 1945 el principal problema era cómo asegurar la democracia y evitar que la experiencia se repitiese. El Estado liberal de libre mercado y «laissz-faire» fue barrido. Y ensalza a Maynard Keynes como la persona que más esfuerzos dedicó a ese desafío.

Keynes estudió el problema de la incertidumbre y la inseguridad que corroían la confianza en el liberalismo. La intervención del estado, se decía, había librado a Alemania del paro, a la URSS de la Gran Depresión y en Italia los trenes eran puntuales. [nota del lector: recuerdo las palabras de Hayek en esos años sobre el riesgo de que el Estado interviniese en los asuntos del individuo porque este se convertía en deudor o súbdito]. Keynes vio que había cosas positivas en las políticas contracíclicas y el Estado de la Seguridad Social. El Estado liberal se había visto obligado a salvar al capitalismo con políticas que parecían entonces socialistas [nota del lector: nuevamente Hayek puso objeciones]. Pero hubo consenso (Butler + Gaitskell= butskelismo]. Defendían la planificación económica e inversión a gran escala.Judt dice que «la seguridad del bienestar en que se vivía y la futura prosperidad suavizaron las injusticias del capitalismo». Entre 1945 y 1975 hubo prosperidad, seguridad en el empleo y movilidad social ascendente a escala sin precedentes. La clase media recibió educación gratuita, atención médica barata o gratis, pensiones públicas y seguro de desempleo. Se abrió la élite cultural a las masas.

Si el estado movilizó a las masas para la guerra también podía hacerlo para la paz mediante la planificación a través de incentivos fiscales. Se insistió en que las instituciones resolvían lo que el mercado no podía hacer o hacían controles de divisas, regulaciones salariales o precios límite, y se aumentaron los impuestos. Se redistribuyó la riqueza como algo beneficioso para todos. Pero Judt advierte que a ojos de hoy esas metas eran ineficaces y que ponían peligrosamente enormes recursos sociales en manos de burócratas, políticos y grandes gobiernos. Se hizo porque los contribuyentes tenían confianza en su comunidad porque era igualitaria. Esto se notó mucho en países pequeños y homogéneos que generaron confianza y cooperación pero que rozaba el egoísmo cuando entran otros colectivos a los que mantener.

Judt cree que no es demasiado alto el precio pagado por la confianza, la tributación progresiva y el Estado intervencionista de 1945-1975, en general socialdemócratas que crearon el Estado del Bienestar. Pero ahora se piensa en términos de destrucción creativa (Schumpeter). Para la generación más vieja el bienestar les pareció milagroso, nada que ver con los empleos basura de hoy, dice el autor. Pero a finales de los 70 hubo alertas sobre el desequilibro del gasto social y público a medida que envejecía la generación del baby-boom a la vez que se ralentizaba el crecimiento. Ello conllevó el declive de la «Gran Sociedad» pero por sí solos no explican la transición radical a nuestra época.

Capitulo 3.

Menciona a Le Corbusier y la planificación de las ciudades tras la posguerra, asi como la creacción de pisos-colmena y la destrucción de centros históricos en aras de la modernidad, sin contar con la opinión de los ciudadanos.

[Nota del lector: esto recuerda a toda la fase de desarrollismo de los años 60 y a la ley del suelo que permitía derribar cascos históricos para construir bloques de hormigón en aras del progreso.]

La escuela austríaca. Judt menciona a cinco economistas austríacos de la escuela de Chicago de libre mercado (Chicago boys): Von Mises, Hayek, Schumpeter (descripción de la creatividad destructiva del capitalismo), Karl Popper (defensa de la sociedad abierta) y Drucker (gestión empresarial). Todos trataron de explicar en los años 30 la debacle de la izquierda frente a los totalitarismos por la intervención del estado en la economía, frente a las recetas contracíclicas de Keynes. Para ellos, la planificación no tenía sentido porque se basa en cálculos y predicciones poco realistas.

Hayek en «Camino de la servidumbre» advierte de que el estado de bienestar deviene en totalitarismo, lo que fue desmentido en los prósperos años 50 a 70.

Para Judt, los cinco economistas de la escuela de Chicago, que tanto influyó en Reagan o Thatcher, estaban continuando un debate sobre los mercados libres y las libertades occidentales que se remonta al siglo XIX.

Capítulo 4 – ¿Adios a todo esto?

Judt señala que la caída del muro no supuso el fin de la historia, fue una oportunidad perdida de reconfigurar el mundo en torno a instituciones y prácticas internacionales consensuadas y perfeccionadas.

1989 y el final de la riqueza

Desde la Revolucion Francesa había una fe secular por el progreso con doctrinas como el positivismo (uso político de datos sociales para remediar el mundo, ver a Beatrice Webb). Esta idea fue desmontada en el siglo XX por los totalitarismos. La caída del comunismo en 1989 dejó a la socialdemocracia (su discurso era que ellos estaban a favor de la libertad, igualdad, justicia social y mercados regulados) sin una doctrina ni narración de democracia frente al conservadurismo. Ahora, apenas se distinguen. Todos somos demócratas.

Las ironías del poscomunismo

El Estado no es tan malo si se compara con los estados fallidos. La caída de la URSS supuso el fin de la planificación y el control central pero no los desacreditó. El desafío, dice Judt, es organizarnos en beneficio común.

El párrafo clave del libro: «¿por qué íba a parecernos mejor que unos empresarios codiciosos salgan enriquecidos del derrumbamiento de un Estado autoritario es mucho mejor que el propio autoritarismo? Ambas situaciones sugieren que algo falla seriamente en nuestra sociedad. La libertad es la libertad. Pero si conduce a la desigualdad, la pobreza y el cinismo, deberíamos decirlo con claridad en vez de ocultarlo bajo la alfombra en nombre del triunfo de la libertad sobre la opresión».

El problema de los impuestos: tras la llegada del paro en 1970, los que aún trabajaban tuvieron que pagar más impuestos, lo que generó quejas. Nadie recordaba por qué se instauró ese sistema tras la Gran Depresión de 1929. La socialdemocracia no sobrevivió más de una generación porque a los hijos de los primeros beneficiarios les indignaba el coste de la subvención a la cultura, transporte público o las piscinas.

Judt propone el retraso de las jubilaciones como mal menor pese a que sea una medida impopular que los Gobiernos pusilánimes no quieren tomar.

La lógica del Estado protector preservó su forma democrática.

¿Qué hemos aprendido? [de 1989]

La socialdemocracia tuvo su momento con el New Deal y la Gran Sociedad (nota del lector: no sé á qué se refiere) y el neoliberalismo tuvo su momento en 1970 hasta que se desacreditó con la crisis financiera de 2008.

Para Judt, 1989 supuso el redescubrimiento de la libertad.

Otro párrafo clave del libro: «¿Por qué estamos tan seguros de que cierta medida de planificación o la tributación progresiva o la propiedad colectiva de lo bienes públicos son restricciones intolerables de la libertad mientras que las cámaras de circuito cerrado, los rescates estatales de bancos de inversión «demasiado grandes para dejarlos caer», las escuchas telefónicas y las costosas guerras en otros países son cargas aceptables que la gente debe aceptar?».

Se pregunta ¿qué hacer?

Capitulo 5. ¿Qué hacer?

En defensa de la disconformidad.

Judt dice que la conformidad en las comunidades tiene un precio: no puede responder a los nuevos desafíos. Estados Unidos, como observó Tocqueville, se inclinó hacia la conformidad y los que dicen lo que quieren son marginados o sus palabras silenciadas. Y la tolerante Gran Bretaña descalifica al que no esté de acuerdo con la corrección política o los tipos impositivos.

Fuentes de disconformidad: diferencias teológicas, de clase, intelectuales (primero contra los abusos del poder y luego contra la opinión pública). Los debates han caído en manos de think-tanks.

Cláusulas de exclusión en debates de EEUU sobre el papel activo del Gobierno: Impuestos bajos, el Gobierno no se entrometa en asuntos, y nada de socialismo. En Europa, la tolerante Inglaterra llena sus calles de cámaras de videovigilancia que invaden la intimidad.

Duda que los intelectuales (que no se opusieron a la guerra de Irak) ni los políticos puedan cambiar nada. Según Judt, lo harán los jóvenes si no caen en el apoliticismo.

Aquí hay un párrafo muy interesante: «Lo primero que se le ocurre a un joven que quiere «comprometerse» es afiliarse a Amnistía Internacional o Greenpeace o a Human Rights Wacth o a Médicos sin Fronteras». Pero si renuncian a la política, abandonan su sociedad a los funcionarios más mediocres, sin la talla de un Churchill o un Roosevelt. «Políticamente, nuestra época es de pigmeos», dice Judt. Los sondeos dicen que hay desilusión con los politicos que no afrontan problemas como el calentamiento global.

-Una conversación pública renovada.

-Reabrir la cuestión local

-¿Una nueva narración moral?

Capítulo 6. ¿Qué nos reserva el porvenir?

-La globalización

Combina el crecimiento es bueno y es inevitable. Pero la expansion economica no garantiza ni igualdad ni prosperidad.

Aquí comenta algo muy interesante: en 1914, el mundo estaba globalizado pero tras las dos guerras, no se recuperó el comercio internacional hasta 1950.

En 2008, quedó dinamitada la idea de los estados corporativistas de mercado

Se pregunta: «¿Estamos seguros de que la globalizacion va a ser permanente?

-Pensar el Estado.

Las economías mixtas hicieron que la generación más joven diese por sentada la estabilidad y a exigir la eliminacion del obstaculo de los impuestos, las regulaciones y la interferencia del Estado.

Tras la liberalizaciónde 1980 a 2008, el Estado vuelve a intervenir pese a que oficialmente se rechaza su progagonismo. El problema, según dice Judt, es que el Estado genera desconfianza por el daño que causaron, porque ejerce coerción frente a la libertad política y que los Estados activistas pueden equivocarse a gran escala.

Paradoja sobre que no se puede tener Estados que presten servicios sociales o eficientes mercados libres. El problema es que si el estado es débil, intervienen otros jugadores como los monopolios o los trust, que se benefician excesivamente de una economía desregulada y las ganancias están mal distribuidas. Por eso recomienda actuar al estado para garantizar ciertas obras del bien público.

Demanda opcional: la cantidad que paga un individuo por tener un servicio a todas horas. Aquí no funciona la mano invisible del Estado.

-Los ferrocarriles, estudio de un caso

Los trenes son un monopolio. Pero su privatización lleva aparejadas varias condiciones: combinación de lo peor del control monopolista del mercado, interferencia estatal y albur moral.

En el transporte, Judt considera que el Estado debe dar un servicio aunque sea ineficiente y poco rentable a los más desfavorecidos (pueblos apartados de las ruta comerciales, jubilados…). Un economista propondría arrancar las vías para hacer las rutas poco rentables en coche.

Ejemplo de los ferrocarriles británicos privados, que recibieron importantes subvenciones. También se cerraron líneas para levantar autopistas, lo que generó un coste medioambiental.

Las estaciones de ferrocarril no envejecen como sistema de transporte, lo que entronca con el «individualismo» moderno y la aparición de la sociedad civil.

-La política del temor

La inseguridad vuelve a la vida política en las democracias occidentales, dice Judt, : terrorismo, cambio, paro, distribución de recursos, control de la rutina.

Ojo a esto que dice: «En Occidente hemos vivido un largo periodo de estabilidad, adormecidos en la ilusión de un progreso economico indefinido. Pero eso ya ha pasado».

Avecina una epoca de lideres locales y cree que un estado débil y un mercado libre no va a ayudar mucho (ver cleptocracias de Europa del Este). Dice que mucha gente prefiere un estado fuerte-autoritario pero estable a uno fallido y que ahora la socialdemocracia ya no tiene argumentos para captar a sus votantes. Advierte de que las democracias liberales pueden zozobrar. Y el conservadurismo ha abandonado la moderacion social.

Siente que la socialdemocracia abandonó los logros que tanto esfuerzo costaron conseguir.

Conclusión: Qué pervive y qué ha muerto de la socialdemocracia.

Los críticos preguntan si el estado de Bienestar debe permanecer. Y acusa a los socialdemocratas de no definirse o de guardar silencio ante atrocidades de Balcanes. A partir de los 90 se perdió la ilusion de la igualdad y volvió el egoísmo con el objetivo en la vida de tener éxito en los negocios.

Y finaliza: «Si pensamos que algo va mal, debemos actuar en congruencia con ese conocimiento».